Ciudad española de Zaragoza se prepara para máxima crecida del Ebro Cinthya Paez diciembre 14, 2021 SUCESOS La ciudad de Zaragoza, en el norte de España, y las poblaciones situadas en la Ribera Baja del Ebro refuerzan este martes sus medidas de protección ante la inminente llegada de la máxima crecida del río, que ya provocó la muerte de dos personas y la inundación de miles de hectáreas. Zaragoza, capital de Aragón, con 680.000 habitantes, se prepara desde el pasado viernes para anticipar los efectos de la avenida extraordinaria de agua y paliar los daños que pueda ocasionar a su paso por la ciudad, informa el Consistorio. La previsión de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) es que el máximo nivel se alcance a lo largo de la tarde de hoy, con un caudal aproximado de 2.400 metros cúbicos y una altura de 6,10 metros. El Ayuntamiento ha evacuado los núcleos con más riesgo de inundación, ha cerrado al público varios parques de la ciudad y centros deportivos, y ha ordenado retirar los coches que se encuentren en aparcamientos subterráneos de las áreas inundables, además de balizar las zonas que corren más riesgo. El Ebro atraviesa la capital aragonesa y es uno de los símbolos de la ciudad, muy vinculado a sus vecinos, a los que las autoridades recomiendan prudencia y no acercarse a las orillas del río, pese a que la imagen pueda ser impactante. Esta riada extraordinaria, la última parecida fue en 2015, ha dejado a su paso dos víctimas mortales así como miles de hectáreas anegadas, tanto de zonas agrícolas como ganaderas, además de daños en infraestructuras, sobre todo en las regiones del Navarra, La Rioja y Aragón, en el norte de España. Para conocer de primera mano la situación, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, visitará hoy localidades de esas tres regiones, a las que esta semana el Ejecutivo declarará zona de emergencia o catastrófica, como solicitan sus presidentes autonómicos. Esta declaración supone agilizar las ayudas que vayan a recibir para paliar, en lo posible, los daños causados. Esta crecida del Ebro, uno de los ríos más caudalosos de la península ibérica, se debe, por una parte, a las lluvias persistentes de la semana anterior en el norte de su cuenca, y también al deshielo que se ha producido en las montañas del norte del país debido al aumento de las temperaturas.