El exgobernador de Río de Janeiro Wilson Witzel culpó al presidente Jair Bolsonaro de las más de 450.000 muertes por COVID-19 que acumula el país, durante su comparecencia en la comisión del Senado que investiga posibles errores cometidos por el Gobierno en la gestión de la pandemia.

«El presidente dejó a los gobernadores a merced de la desgracia que vendría; el único responsable por los 450.000 muertos que están ahí tiene nombre, dirección y tiene que ser responsabilizado aquí y en la Corte Penal Internacional por los hechos que practicó», criticó durante el interrogatorio de los senadores.

Witzel acusó al Gobierno federal de crear una narrativa para debilitar a los gobernadores por haber tomado medidas restrictivas para frenar la propagación del virus, así como de crear dificultades para comprar insumos médicos y respiradores.

«¿Cómo le voy a pedir al Gobierno de China que me mande respiradores? Eso es una negociación internacional y no se hizo», afirmó a modo de ejemplo.

Según Witzel, los gobernadores intentaron reunirse varias veces con Bolsonaro para planear una acción conjunta durante la pandemia, pero quedaron «desamparados» porque el Gobierno prefirió politizar la crisis sanitaria y culparles de las consecuencias económicas de las restricciones.

Witzel era un antiguo aliado de Bolsonaro, pero acabó convirtiéndose en uno de sus principales rivales políticos, ya antes de la pandemia.

Durante los primeros meses de la crisis sanitaria fue acusado de irregularidades en la contratación de hospitales de campaña para pacientes de COVID-19 y acabó siendo apartado del cargo de gobernador a través de un «impeachment».

Durante su comparecencia, algunos senadores alineados con el Gobierno le preguntaron por esas acusaciones, pero el exgobernador no respondió.

En la sesión estuvo presente uno de los hijos de Bolsonaro, el senador Flávio Bolsonaro, a pesar de que no es miembro de la comisión sobre el COVID-19.

Rebatió las acusaciones de Witzel hacia el Gobierno y acabó enzarzándose con él en una discusión; varios senadores vieron en la participación del hijo del presidente una provocación y un acto de intimidación.