Tres meses después de su cierre, el mercado popular de Las Pulgas abrió. Lo hace bajo la promesa que será un mercado más seguro en todos los sentidos para compradores y vendedores. Desde Ejecutivo nacional giraron instrucciones especificas para que los gobiernos regional y municipal cumplan al pie de la letra los protocolos y evitar otro brote como el detectado en mayo y que obligó a su cierre.

En la opinión de Freddy Pachano, director de posgrado de la facultad de Medicina de la Universidad del Zulia, el mercado, aunque suene duro, no debe abrir. «No considero prudente la apertura en este momento de fase de crecimiento de contagio de la COVID-19, sin embargo para todos es difícil emitir una opinión si no manejamos los números reales de contagio por falta de los boletines epidemiológicos».

Tras el arribo de la pandemia a suelo nacional, a mitad de marzo el estado Zulia es uno de los primeros en ser declarado en cuarentena. Originalmente la orden es cesar toda actividad comercial en la región, salvo la venta de alimentos y de medicamentos, pero en el caso de Las Pulgas, el comercio informal se mantuvo abierto bajo el argumento de que era allí donde las personas encontraban los alimentos a bajo precio.

Para mantener el orden el Gobierno regional autorizó que el mercado abriera con días y horas específicas. Además, insta a los consumidores y comerciantes a utilizar la mascarilla para su protección personal. Pero el llamado de la Gobernación y de la Alcaldía de Maracaibo cae en oídos sordos. Por todo el casco central la gente se paseaba sin tapabocas tal y como lo constató este medio el 16 de mayo en el trabajo: Marabinos desacatan la normativa del tapaboca pese a advertencias. 

En manos de la anarquía

El mercado Las Pulgas entró en funcionamiento en 1972, en el primer gobierno de Rafael Caldera, es el tercer mercado público más grande de América Latina con 37 mil 92 metros cuadrados. Está dividido en 12 bloques, de 250 casillas cada uno, alberga en su estructura tres mil comerciantes formales. Lo diseñaron para mercancía seca, por lo que los locales no poseen, originalmente, servicio de agua potable ni aguas negras por lo que los comerciantes lo adaptaron a sus necesidades. 

Más de seis mil buhoneros hacen vida sólo en ese espacio del casco central de la capital zuliana y muchos, por no decir todos, traían la mercancía desde Colombia a través de la trochas para evitar controles sanitarios y pagos de impuestos, un fenómeno que luego se daría a conocer como “comercio de trocha”.

En este contexto es importante saber si era de extrañar que de Las Pulgas saliera un foco que incluso registró casos en otras entidades como Falcón, Trujillo, Lara y Caracas. 

“No, para nada, era muy seguro que iba a ser un gran foco de contagio, era demasiado obvio”, señaló Pachano. 

El martes 19 mayo detectan los primeros tres casos de transmisión comunitaria. El jueves 20, Omar Prieto, gobernador del Zulia, confirma lo que llamó “el epicentro de contagio” con 16 posibles casos en el mercado popular y sería Nicolás Maduro, presidente de la República, quien el pasado 24 de mayo coloca a Las Pulgas en la palestra nacional con nueve casos.  

Pachano considera que el cierre del mercado popular “fue precisamente una reacción al brote”, porque “debió preverse con anticipación y cerrar el mercado, como se cerraron todos los comercios”.

Lo cierto es que Las Pulgas ya abrió sus puertas, más despejado, sin comercio informal, con nuevas reglas sanitarias y con más ojos vigilantes del cumplimiento de la norma por lo que corresponde a toda la ciudadanía cumplirlo de la manera más estricta posible para evitar un nuevo foco.