El 62% de los votantes vive en territorios donde ha ganado un candidato por 33 puntos, es decir, con el doble de votos que su rival. Mucha gente apenas tiene vecinos que voten diferente: el 5% vive en condados donde Biden arrasó (4 a 1) y otro 3% vive en condados donde el que arrasó fue Donald Trump.

A continuación analizamos cómo son esos territorios extremos. Tomamos los resultados electorales en los 3.000 condados que componen el territorio nacional y los separamos en seis grupos, según quién ganó y por cuánto. En un límite están los lugares donde Biden ganó por 60 puntos, y en el otro aquellos donde lo hizo su rival republicano. Los condados donde consiguió la victoria el candidato republicano, como veremos, son más rurales y más blancos, tienen ingresos más bajos (aunque no son siempre los más pobres), menos universitarios y más trabajadores de la industria, la construcción o el campo.

Es el eje más claro. Los condados donde el republicano gana por 60 puntos o más son siempre lugares poco densos, con una media ponderada de 20 habitantes por kilómetro cuadrado. En cambio, los feudos de Biden son ciudades, donde la densidad media supera los 6.000 habitantes por kilómetro cuadrado. La brecha existe también en los condados más igualados. Los territorios que Biden ganó, pero sin una clara victoria (por menos de 33 puntos), son el doble de densos que aquellos donde lo hizo Trump.

El corazón de Nueva York es el territorio más denso del país y también uno de los más demócratas. El condado de Esmeralda, en el desértico suroeste de Nevada, es uno de los más rojos —Trump obtuvo cinco veces más votos que Biden— y también uno de los menos densos, tiene casi 10.000 kilómetros cuadrados de superficie y solo 826 habitantes. Como se ve en el gráfico, los republicanos ganan en muchísimos más condados que los demócratas, pero son menos populosos: su escalera se construye a base de pequeños peldaños.

Los feudos republicanos también destacan porque son de mayoría blanca. En los condados donde el presidente saliente cuadruplica a su rival, casi el 90% de la gente es blanca. En el otro extremo, en los lugares que votaron masivamente por Biden, la mayoría de la población pertenece a alguna minoría racial. De nuevo la brecha se observa también en los condados-límite, donde los candidatos ganaron por márgenes estrechos: donde lo hizo Trump, los blancos son el 77% y donde lo hizo Biden, el 60%.

En los condados azules hay más variedad: hay alguno de mayoría blanca, muchos mixtos y otros donde los blancos son la minoría. Es el caso del Bronx, en Nueva York, donde Biden arrasó y donde el 82% de la gente es afroamericana o de origen latino. En cambio, la composición étnico-regional de los feudos de Trump es nítidamente blanca. El condado donde ganó por más diferencia es Roberts County (Texas), en el que el 91% de la población es blanca. El cuarto es Garfield County (Montana), donde los blancos son el 99%.

El republicano ganó en solo tres condados donde la mayoría de la gente es universitaria, mientras que Biden se impuso en la veintena restante. De los 607 condados en los que arrasó Trump, solo 15 tienen un 25% de población universitaria y no hay ninguno que llegue al 40%. Biden arrasó en 30 condados, de los que 19 superan el 25% de universitarios y 10 superan el 40%.

Trump domina en condados rurales alrededor de pequeños pueblos del sureste, donde los titulados universitarios a menudo son menos, como el condado de Clinton (Kentucky) —que tiene un nombre engañoso—. Son regiones con unos ingresos más bajos que las prósperas zonas urbanas demócratas. No obstante, la relación entre renta, estudios y clase social es más complicada de lo que podría parecer a primera vista.

Como sugerían los datos de estudios y urbanismo, los condados más republicanos tienen rentas medias más bajas que los de mayoría demócrata. Los territorios donde Trump se impuso por más margen son condados no urbanos con ingresos medios de 24.000 dólares por habitante (con datos de 2010), mientras que los lugares donde se impuso Biden claramente son más densos y tienen rentas de unos 33.000 dólares.

Pero la proporción de hogares pobres en cada condado es diferente: la relación entre voto y pobreza tiene forma de “U”. Esto sugiere que las zonas urbanas donde arrasó Biden son más desiguales: allí la riqueza convive con una pobreza estructural, especialmente intensa entre los afroamericanos. La distribución de renta es distinta en los pequeños núcleos trumpistas, rurales y más blancos, donde los ingresos son quizás más homogéneos en todo el territorio.

Por ejemplo, el condado de Knox, en el corazón rural de Kentucky, tiene una proporción de hogares pobres mayor incluso que Filadelfia, urbe principal de la disputada Pensilvania (37% contra 24%). Pero en la primera ganó Trump por 67 puntos y en la segunda Biden por 63. Entre medias, hay condados azules como Somerset (Nueva Jersey) y rojos como Douglas (Colorado) donde la pobreza no llega ni al 5% de la población. De los 20 condados de más de 5.000 habitantes con menor tasa de pobreza, ocho fueron demócratas y 12 republicanos.

Otra clave para entender la relación entre voto y riqueza en Estados Unidos pasa por mirar el tipo de empleos. Alleghany (Carolina del Norte) está dominado por la mano de obra agrícola, al igual que Bailey (Texas) o Cassia (Idaho), donde Trump le sacó más de dos cuerpos a su rival. Trump también ganó en 17 de los 20 condados con más trabajadores del sector de producción, a veces con mucho margen, como en Murray (Georgia), Tippah (Mississippi) o LaGrange (Indiana). En el otro extremo está Washington DC, la capital del país, uno de los condados más azules de la Unión, donde el 92% de la gente trabaja en labores de gestión, ventas o servicios.

Los feudos del republicano se concentran en algunos Estados: son condados del corazón del Medio Oeste (Wyoming, Dakota del Norte, Idaho), del viejo sur (Alabama, Kentucky, Tennessee) o en la intersección entre ambos (Arkansas, Oklahoma, Misuri o Virginia Occidental). El caso más espectacular es Wyoming: Allí el 74% de la gente vive en condados donde Trump duplicó, como mínimo, los votos de Biden. En el extremo contrario están Massachusetts, Vermont o el distrito de Columbia.

Estos condados reflejan la nueva división del voto estadounidense. Los republicanos tienen más éxito donde se combinan el componente rural, la raza blanca, los ingresos (relativamente) modestos con los trabajos manuales. La fractura, cada vez más definida, caracteriza los lugares donde los mensajes de Trump son más populares, marcando también el presente y posible futuro del Partido Republicano.

Metodología y fuentes. Los resultados electorales en cada condado provienen del escrutinio oficial provisional a 12 de noviembre; representan la diferencia en puntos porcentuales entre los dos candidatos principales, que casi siempre comprende la práctica totalidad de los votos, por lo que equivale al margen de victoria o derrota de cada uno de los dos.Los datos sociodemográficos provienen de esta recopilación de dominio público. La mayoría de los datos son del año 2016, pero los de renta son del año 2010.