Vestida completamente de rojo, la megaestrella Rihanna ofreció este domingo, en el descanso del encuentro del Super Bowl entre Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles, su primer concierto en siete años en una acrobática y sensual actuación mostrando su nuevo embarazo.

Para esta retransmisión, vista por más de 100 millones de espectadores, la artista de Barbados que en mayo pasado fue madre de su primer hijo, cantó media docenas de canciones, entre ellas “Bitch better have my money”, “We found love”, “Work” o “Diamonds” en una celebración de su catálogo, como ya había anunciado.

Subida en una de las varias plataformas suspendidas por arneses que sobrevolaron el State Farm Stadium de Glendale (Arizona) y arropada por decenas de bailarines vestidos de blanco en otras plataformas y en el suelo, lo más comentado fue la barriga que dejó ver el buzo abierto desde la cadera y un cinturón que acentuaba su embarazo, confirmado por sus representantes.