Miles de migrantes hacinados en las calles. Caravanas de personas que siguen llegando a pie desde Centroamérica. Oficinas migratorias cerradas de improviso. Funcionarios que prometen falsos permisos y logran regresar, con engaños, a los migrantes a la frontera. Protestas. Incertidumbre.

Este es el panorama que se vive en Tapachula, Chiapas, la principal ciudad de ingreso a México desde la frontera con Guatemala que en los últimos años se ha convertido en un tapón para los migrantes que aspiran a llegar a EE. UU., su destino final, y que desde el viernes pasado enfrentan otro escenario legal, reseñó el portal RT.

Ese día, la creciente crisis migratoria sumó un nuevo capítulo con el fin del Título 42, la medida que EE. UU. impuso en 2020 para cerrar sus fronteras con el pretexto de la pandemia de coronavirus pero que, en realidad, usó para impedirles a los migrantes su derecho a solicitar asilo.

Durante sus tres años de vigencia, esta estrategia permitió más de 2,6 millones de deportaciones exprés. A pesar de las restricciones, las expulsiones y los riesgos, la migración masiva jamás se detuvo.

Cuando se confirmó que el Título 42 terminaría el 11 de mayo, se generó un clima de confusión en el que muchos migrantes indocumentados creyeron que ahora sería más fácil entrar a EE.UU., ya que así lo aseguraban los traficantes de personas.

Las autoridades de ambos países insistieron en que, por el contrario, las restricciones se endurecerían. Pero los migrantes siguen llegando por miles.