Científicos de una universidad australiana han descubierto una especie desconocida hasta ahora de gigantesca foca monje, que vivió hace tres millones de años en el Hemisferio Sur, a partir de fósiles hallados en Nueva Zelanda.

El descubrimiento de la nueva especie, que medía unos 2,5 metros de largo y cuyo peso superaba los 200 kilogramos, aporta nuevas pistas sobre la evolución de estos animales marinos ya que es la más antigua hallada en todo el planeta.

La foca fue bautizada como Eomonachus belegaerensis (foca monje amanecer de Belegaer), en alusión «al mar ficticio que se encuentra al oeste de la Tierra Media en la trilogía del Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkein, a menudo asociada con Nueva Zelanda», explicó este miércoles el principal autor del estudio, James Rule, de la australiana Universidad Monash, en la revista The Conversation.

La Eomonachus belegaerensis es la primera especie de foca monje, viva o extinta, que se ha descubierto en el Hemisferio Sur, según la investigación de un grupo de siete cráneos de Eomonachus que fueron hallados entre 2009 y 2016 hallados en las costas de Taranaki, en la isla norte de Nueva Zelanda.


Los científicos a cargo de la investigación destacaron que el descubrimiento «reescribe la historia de la evolución» de las focas que viven en la actualidad, incluidas las monjes, elefantes y algunas especies de focas antárticas.

El estudio apunta a que las «monachines», las focas que habitan el Hemisferio Sur, podrían haber cruzado el ecuador, cuyas aguas cálidas siempre se había creído que suponen una barrera termal para los desplazamientos de mamíferos marinos.

«Si existe un origen sureño para las ‘monachines’, esto significaría que el grupo cruzó el Ecuador al menos ocho veces a lo largo de su historia evolutiva», precisaron los autores, al señalar que después pudieron retornar a la zona septentrional.


Los científicos también recordaron que hace 2,5 millones de años se produjo una extinción de la megafauna marina, debida probablemente al descenso del nivel de las aguas como resultado del enfriamiento del planeta, fenómeno que afectó a focas prehistóricas como las Eomonachus.

Eso sugiere que el cambio climático pone en peligro a las dos últimas especies foca monje que quedan en el planeta, ya que la elevación del nivel del mar podría privarlas de las playas que necesitan para descansar y los aumentos de la temperatura de las aguas podrían perturbar sus redes alimenticias.

Las focas monjes, consideradas como los animales marinos más raros del planeta, están en peligro de extinción y se calcula que hay menos de 2.100 ejemplares en la actualidad en el Mediterráneo y en Hawái, dado que las del Caribe fueron cazadas en la década de 1950 hasta su desaparición.