«Dispárame a mí»: una monja se arrodilló ante militares para salvar a niños en Birmania Camila Rubio marzo 11, 2021 MUNDO Muchas personas participan de las protestas que piden el retorno de la democracia en Myanmar, tras el golpe militar que derrocó a Aung San Suu Kyi el mes pasado. Entre esas personas se encuentra Ann Rose Nu Twang, una monja de 45 años que se enfrentó a unos militares de forma pacífica para disminuir la violencia en Birmania. La imagen de Ann Rose se hizo viral en los últimos días, cuando se arrodilló frente a un grupo de uniformados para pedirles que no ataquen a los niños. El hecho ocurrió durante marchas pro-democracia y por el día de la mujer. Myitkyina News Journal fue el medio que difundió las imágenes de la monja que trató de detener un ataque contra los manifestantes. Luego, medios de todo el mundo -como The Guardian de Inglaterra- hicieron eco y difundieron también un video de lo ocurrido. En diálogo con la agencia AFP, la religiosa contó todo lo sucedido: «Les supliqué que no dispararan […], que en lugar de ello me mataran a mí. Levanté las manos en señal de perdón». Sin embargo, solo dos oficiales de todo el batallón entendieron a su reclamo y se arrodillaron junto a ella. El resto la miró de forma indiferente. LA HISTORIA DE LA MONJA ANN ROSE NU TWANG Ann Rose Nu Twang trabaja en una clínica en Birmania. Desde que ocurrió el golpe de estado trata de asistir a los manifestantes que son reprimidos: cura sus heridas y los atiende hasta que mejoran. En declaraciones publicadas por la agencia Reuters la monja contó que los oficiales de Birmania le habían prometido que no atacarían a las personas y, sobre todo, a los niños. Sin embargo, esto no se cumplió. «Escuchamos fuertes disparos y vimos que la cabeza de un niño había explotado y había un río de sangre en la calle», dijo Tawng a la agencia inglesa. Esta monja intentó llevar a algunas de las víctimas de la represión a la clínica, antes de quedar cegada por gases lacrimógenos lanzados por los militares. «El piso de nuestra clínica se convirtió en un mar de sangre. Necesitamos valorar la vida. Me hizo sentir muy triste todo lo que pasó», contó Ann Rose. Imágenes publicadas en redes sociales muestran a manifestantes inmóviles y con heridas de gravedad. Muchos de los heridos aún son menores. «Fue un momento de pánico. Estaba en medio y no podía hacer nada, pero a pesar de eso no tenía miedo», dijo la monja sobre lo que ocurrió el 8 de marzo en el país asiático. La imagen de la monja arrodillada frente a varios militares de Birmania le ha dado la vuelta al mundo. La fotografía hoy es una muestra clara de la desesperación que viven los ciudadanos en medio de la crisis política que hoy atraviesa el país. “Seguiré defendiendo a los niños. No puedo quedarme de pie y mirar sin hacer nada, ver lo que está sucediendo frente a mis ojos mientras todo Myanmar está de duelo», agregó la religiosa. ¿QUÉ ESTÁ OCURRIENDO EN ESTE PAÍS? El primero de febrero se concretó un golpe de estado en Birmania justificado por un supuesto fraude en las elecciones de noviembre. Sin embargo, observadores internacionales aseguran que no hubo ninguna irregularidad en la jornada electoral. Desde entonces, se han realizado muchas manifestaciones contra el gobierno militar que se impuso. Esto ha generado numerosas detenciones arbitrarias y cientos de heridos, los cuales han sido atendidos en clínicas de Birmania como la que dirige Ann Rose. Las protestas se repiten a diario y en diversas partes del país. En las manifestaciones reprimen a todos los que participan, incluso a los niños, aunque una monja trate de evitarlo. Hasta ahora, las autoridades detuvieron a más de mil 900 personas. La mayoría de estos ciudadanos todavía están arrestados, muchos de ellos incomunicados. Los uniformados también limitaron el uso de Internet y retiraron las licencias a diversos medios. Sin embargo, muchos se saltan las prohibiciones a través de programas VPN, que permiten la conexión a la red a través de servidores extranjeros. Finalmente, pese a la presión de la comunidad internacional, aún no hay signos de que el Ejército esté dispuesto a ceder o llegar a un compromiso con el poder civil. Tampoco se sabe cuándo habrán nuevas elecciones.