La vida de Meghan Markle y el Príncipe Harry dio un giro radical el día en que anunciaron su «marcha» de la Familia Real británica, cuyo objetivo no era otro que alejarse de los focos, vivir fuera del Reino Unido y, sobre todo, trabajar para ser financieramente independientes. Desde entonces, las decisiones que han ido tomando en su nuevo camino alejados de la realeza siguen dando mucho de qué hablar. Cada paso que la pareja da está escrutado al milímetro por la prensa. Han sido muchos los eventos y compromisos que han atendido juntos, pero, sin duda alguna, la fecha que pasará a la historia tanto para ellos como para el resto de la sociedad es el 19 de mayo, el día en que se dieron el «sí, quiero» en la capilla Windsor.

En la primavera del año pasado, el Palacio de Buckingham llegó a un acuerdo con el matrimonio en el que, como parte de lo pactado, los duques de Sussex renunciaron a sus títulos reales y dejaron de representar a la Reina Isabel II -aunque se comprometieron a respetar sus valores-. Además, el hijo de Diana de Gales y el Príncipe Carlos también tuvo que renunciar a sus títulos militares y a su papel como embajador de la Juventud de la Commonwealth. Esto significaba que la pareja tampoco percibiría fondos públicos. Lo que sí que consiguieron fue continuar ostentando el título de Duques de Sussex, otorgado por la Reina el 18 de mayo de 2018. Esto significó que mantendrían sus patrocinios privados a organizaciones y proyectos sociales.

Valorando el comunicado y el acuerdo al que llegaron, cierto es que su salida de la Familia Real británica podría haber sido mucho más abrupta. Isabel II decidió ser comprensiva y práctica para no dilatar más en el tiempo la crisis que su nieto inició dentro de la Familia Real británica. En aquel momento, la Monarca reconoció que comprendía a su nieto debido a la presión mediática a la que tanto él como su mujer habían sido sometidos desde su boda. De hecho en el comunicado deseó que el matrimonio, aunque fuese fuera de la Familia Real británica, tuviese una vida feliz y pacífica.

Sin embargo, desde hace meses, el hermano pequeño del príncipe Guillermo se ha situado en el ojo de la polémica después de conceder una entrevista con Oprah Winfreyen la que arremetió duramente contra la Familia Real británica.

Es por ello que, desde hace un par de semanas se ha movilizado una campaña contra Harry para obligarle a que renuncie a sus títulos y evitar así «dañar la monarquía». Una iniciativa creada por Lady Colin Campbell, una aristócrata británica muy crítica con los Windsor, y creada a través de la plataforma Change.org. «La propuesta es invitar al Príncipe Harry a pedirle voluntariamente a la Reina que suspenda sus credenciales reales, sus títulos y sus rangos, liberándole así de sus constricciones diplomáticas, políticas y constitucionales que son parte inevitable de las tareas reales; también liberarle de los conflictos constitucionales que sus creencias está creando, con todas las implicaciones en política interior y exterior, sobre todo en Reino Unido y EEUU, donde su pensamiento está en un conflicto abierto con los principios aceptados en las constituciones británica y estadounidense».

Si el hijo de Lady Di decide renunciar a sus títulos, podrá expresar sin presión su opinión sobre distintos temas, «como es el derecho de todos los ciudadanos privados, sin dañar la institución de la monarquía o las relaciones entre los aliados». Además, al ser de forma voluntaria, «resolvería conflictos que de otro modo serían inevitables y podría disfrutar del rédito de poner tanto los intereses nacionales como los internacionales por encima de los suyos propios, haciéndole ganar un respeto que de otro modo no disfrutaría». La petición ha conseguido recaudar más de 42.000 firmas en tan solo dos semanas.