Eliminar los efectos adversos del alcohol rápidamente es el objetivo de decenas de trucos caseros de dudosa eficacia. El que ha descubierto el Dr. Hoseph Fisher sí que es eficaz y es tan simple que el mismo Fisher y su equipo se preguntan por qué nadie había pensado antes ello. El secreto está en hiperventilar.

Fisher y sus colegas explican que cuando la intoxicación por alcohol etílico llega al 9o% en sangre solo hay dos formas en las que nuestro organismo metaboliza la sustancia. El 90% del alcohol se metaboliza en el hígado en un proceso que no hay forma de acelerar. El 10% restante se elimina a través del hígado y de los pulmones. Este último proceso es el responsable de que las personas con alcohol en sangre den positivo al soplar en un detector de alcoholemia.

El equipo de investigadores decidió comprobar hasta qué punto puede acelerarse la eliminación de alcohol a través de los pulmones, y resulta que puede acelerarse mucho. El resultado de su investigación acaba de publicarse en la revista Scientific Reports.

Para acelerar la eliminación de alcohol bastaría con respirar profundamente de manera prolongada, lo que vulgarmente se conoce como hiperventilar. El problema de hiperventilar es que se absorbe demasiado oxígeno muy rápidamente. Aunque el dióxido de carbono es perjudicial en grandes dosis, una pequeña cantidad es necesaria para la respiración y juega un papel fundamental dentro del torrente sanguíneo. Al hiperventilar eliminamos demasiado dióxido de carbono y el organismo no lo puede soportar mucho tiempo. “No puedes simplemente hiperventilar porque en cosa de un minuto comenzarás a marearte y si los mareos no te impiden seguir hiperventialando simplemente perderás el conocimiento”, explica Fisher.

Para compensarla pérdida de dióxido de carbono, Fisher y su equipo han diseñado un sencillo aparato que permite reintroduce parte de esa sustancia en los pulmones del paciente cuando este respira a través de él. El dispositivo es tremendamente básico y puede fabricarse sin necesidad de sofisticados componentes electrónicos. “Es inexplicable que no hayamos intentado esto hace décadas”, añade Fisher.

Por el momento, la máquina se ha probado solo con cinco voluntarios sanos a los que se suministró una dosis de alcohol que en ningún caso puede considerarse peligrosa. Los participantes en la prueba eliminaron alcoho al respirar por el dispositivo a un ritmo tres veces superior al normal. Por supuesto, aún hay que hacer más ensayos clínicos, y queda la duda de si un dispositivo así puede ser usado por una persona en estado grave de embriaguez. Con todo, puede ser de gran ayuda a la hora de lidiar con los casos de intoxicación etílica a los que se enfrentan todos los hospitales del mundo.