Rusia lanzó una serie de ataques contra varias ciudades de Ucrania a primera hora de la mañana de este lunes, golpeando numerosos objetivos civiles, incluido el centro de Kiev, donde inicialmente se reportaron al menos diez muertos y decenas de heridos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, en una videollamada con los miembos de su Consejo de Seguridad, confirmó que se trata de la respuesta del Kremlin a la voladura del puente de Crimea el fin de semana, un hecho que había calificado de «terrorista».

Putin advirtió que si continúan lo que llama «ataques terroristas» en Rusia, la respuesta de Moscú será «dura y proporcionada al nivel de la amenaza».

Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, había afirmado antes que los ataques se produjeron con drones de combate iraníes y que el objetivo era la infraestructura energética del país y la población de diez ciudades.

«Quieren el pánico y el caos, quieren destruir el sistema energético», dijo Zelensky en un video publicado en las redes sociales. «Tratan de destruirnos a todos, de borrarnos de la faz de la tierra»

La acción rusa fue condenada por los aliados internacionales de Ucrania. «Rusia, una vez más, ha mostrado al mundo lo que defiende, el terror y la brutalidad», dijo, por ejemplo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Y también el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tachó los bombardeos rusos de Ucrania de una «escalada inaceptable de la guerra».

Lo contrario que los blogueros de guerra y comentaristas políticos rusos, que celebraron la acción. El líder checheno Ramzan Kadyrov, que últimamente ha abogado por el uso de armas nucleares tácticas, se mostró «100% feliz».