A medida que las infecciones por la COVID-19 continúan aumentando a un ritmo sin precedentes, los sistemas sanitarios se encuentran colapsados. Con la mayoría de las camas de UCIS ocupadas por pacientes con COVID-19, los hospitales se han visto obligados a cancelar las cirugías, incluso urgentes. El abordaje del cáncer, al igual que otras muchas patologías, se ha visto afectado por este colapso. Ayer mismo, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) alertaba de las consecuencias del retraso en muchos otros procedimientos para estos pacientes, como es el diagnóstico. En definitiva, una situación que se está agravando por el transcurso de la pandemia.

Precisamente, The Lancet, en su editorial, analiza la situación actual en Reino Unido, extrapolable a otros sistemas sanitarios. Con un país adentrándose en la fase más complicada de la pandemia, el NHS se encuentra con la mayor presión sanitaria en sus 72 años de historia. El Kings College Hospital de Londres fue uno de los primeros en tomar medidas drásticas para cancelar las cirugías urgentes por cáncer. 

De este modo, esta publicación propone al Gobierno que aborde de manera urgente las cirugías canceladas. “A medida que algunos hospitales alcancen su capacidad, sería ventajoso implementar una respuesta eficaz y coordinada de manera central desde el NHS”. 

Según los autores, “no se puede subestimar el coste de cancelar una cirugía urgente contra el cáncer”. Un estudio colaborativo de COVIDSurg, publicado en mayo de 2020, predijo que durante la interrupción máxima de 12 semanas de los servicios hospitalarios por COVID-19 en 2020 se cancelaron o pospusieron al menos 28 millones de operaciones electivas en todo el mundo, incluidas más de dos millones de operaciones de cáncer. “Retrasar la cirugía oncológica sensible al tiempo podría provocar un deterioro de la salud, un empeoramiento de la calidad de vida y muertes evitables”. Es más, apunta este artículo, incluso solo un retraso de 4 semanas en el tratamiento del cáncer aumenta el riesgo de mortalidad en un 4-8 por ciento.

La derivación de pacientes

Así, explican que existen problemas en la derivación de estos pacientes a centros especializados. Por ello remarcan la necesidad de conectar todas las vías de derivación para mejorar el flujo de pacientes y paliar la situación.

“Además de los cientos de operaciones de cáncer que se cancelan a medida que los hospitales se inundan de pacientes COVID, más de 3.800 pacientes con cáncer en Londres están esperando más allá del objetivo de los 62 días para su primer tratamiento contra el cáncer. Asimismo, según The Lancet, más de 1.000 personas necesitan cirugías oncológicas urgentes y aún no tienen fecha para su tratamiento. “Las estimaciones sugieren que solo en Londres, más de 500 pacientes con cáncer deben ser tratados por semana, pero la mayoría de los hospitales que debían permanecer libres de COVID-19 ahora están comprometidos”. 

Los recursos humanos

Los hospitales de emergencia que Reino Unido puso en marcha para atender a pacientes COVID, conocidos como Nightingale, aún no están operativos de manera completa. A pesar de la cancelación de la cirugía oncológica urgente, ahora se están destinando a pacientes en recuperación que no están listos para ser dados de alta del hospital, así como a centros de vacunación masiva de COVID-19. 

La contratación de personal es un problema importante y se ha hecho un llamamiento urgente para que los médicos y enfermeras trabajen en estos centros. “Si estos hospitales de emergencia tuvieran el personal adecuado y se utilizaran en todo su potencial, el impacto del COVID-19 en la cirugía del cáncer podría reducirse”, apunta The Lancet.

A pesar de los extraordinarios esfuerzos que se están haciendo por los profesionales sanitarios “es imperativo que la crisis de COVID-19 no cause un sufrimiento absoluto a las muchas personas con cáncer”.  Así, acotan: “la vida de todos los pacientes debería tener la misma importancia”.