• Los últimos estudios indican que los anticuerpos se mantienen en el 85% de los infectados y la respuesta celular es potente en el 100%
  • Diez meses después de la infección, sólo un 15% de los infectados habían perdido los anticuerpos
  • La probabilidad de reinfección severa es insignificante: apenas 200 casos registrados en todo el mundo

Buenas noticias sobre inmunidad. Y sobre inmunidad “a largo plazo”. Lo escribimos entre comillas porque con este coronavirus, el largo plazo todavía no es tan largo. Pero ya ha pasado más de un año desde que llegó a nuestras vidas, y a medida que avanza la pandemia, se consolidan también las buenas noticias con respecto a la respuesta inmunitaria del organismo frente a este virus.

“Estamos viendo que las defensas hacen sus tareas: en la mayoría de los casos, la infección es silenciosa, y además se genera buena memoria, que dura entre 8 y 10 meses. De momento, además, parece que esas defensas reconocen las nuevas variantes y nos protegen contra ellas”. Así resume la situación actual el inmunólogo Alfredo Corell.

Pongamos un ejemplo, para que sea más fácil de entender: el caso de una persona que se infectó en marzo de 2020, al comienzo de la pandemia. Ha pasado casi un año de aquella infección. ¿Ha perdido los anticuerpos? ¿Sigue estando protegido o ya mucho menos? ¿Qué probabilidades tiene de reinfectarse?

Anticuerpos en casi todos, respuesta celular en todos

A medida que avanza la pandemia, sabemos cómo afecta el paso del tiempo a la inmunidad. Y los estudios más recientes aportan datos para el optimismo. Porque se va confirmando que el 85% de los infectados mantienen los anticuerpos durante diez meses (el plazo más largo que ha dado tiempo a estudiar). Entre un 13% y un 15% los pierden. Pero ni siquiera en ese caso hay que preocuparse.

“Lo que se está viendo es que, aunque los anticuerpos hayan declinado parte de los infectados, en todos los casos hay células de memoria B y T. En el 100% de los individuos de un estudio reciente publicado en Sicence, que mira la inmunidad a ocho meses, se ha visto una buena respuesta celular, aunque no en todos ellos había anticuerpos. Se ve una respuesta muy enérgica del organismo frente al virus”, aunque sea más celular que humoral (la de los anticuerpos).

La respuesta de anticuerpos frente a este virus, de hecho, es muy heterogénea: varía mucho de persona a persona. Unos los generan más que otros, y en unos declinan antes que en otros. Pero Corell advierte: “Hay que cambiar el chip con los anticuerpos: no son las únicas defensas. La inmunidad celular es muy potente. En todos los coronavirus es clave. Y eso significa que, aunque decaigan los anticuerpos, estás protegido”.

La fábrica de anticuerpos está preparada

Puede que, a pesar de estas buenas noticias, esa persona que se infectó en marzo se haya hecho ahora un test serológico y haya visto que apenas tiene anticuerpos, o incluso que ya le han desaparecido. Tranquilo, está protegido. Porque el hecho de que la inmunidad celular frente a este virus sea potente significa lo siguiente. “Que aunque ya no tengas anticuerpos, en el momento en vuelvas a entrar en contacto con el virus, los producirías rapidísimo. Hablamos de días. Una persona que no se ha infectado nunca, en cambio, tardaría mucho más en generar una respuesta potente: entre 2 y 3 semanas”, explica el inmunólogo.

Esto es así porque, si ya te has infectado una vez, la fábrica de anticuerpos (las células B) sigue ahí, preparada para ponerse en marcha en cuanto haga falta, lo que te asegura una mejor respuesta frente a una segunda infección. Y no sólo eso. “Las células T, las que te aseguran una buena memoria frente al virus, se activan más rápido también. Tanto las B como las T se activan más rápido, y además de forma más potente en una segunda infección”.

El caso hipotético de esta persona que habría perdido los anticuerpos después de diez meses, además, no es el habitual. Por lo que se está viendo hasta ahora, sólo los pierden entre un 13% y un 15% de los infectados, el 85% o más los conserva. Un estudio de esta misma semana, aunque todavía no publicado, confirma estos datos y los amplía a diez meses.

“Los anticuerpos se mantienen en la mayoría de los individuos durante los primeros diez meses después de una infección leve por COVID-19. Al investigar la longevidad de la respuesta de anticuerpos, detectamos pérdida de reactividad anti-picos en el 13% de los individuos 10 meses después de la infección”, explican los investigadores en sus conclusiones.

Probabilidad de una reinfección severa: «insignificante»

Respondidas las dos primeras preguntas, con respecto al caso de la persona infectada en marzo (sigue estando protegida, tenga o no anticuerpos), nos queda saber las posibilidades que tiene de reinfectarse. Según lo que sabemos hasta ahora, son pocas. Muy pocas. Siempre que hablemos de reinfecciones más graves que la primera. “Es poco probable que se produzca una reinfección más severa. De momento, apenas hay entre 100 y 200 casos registrados en todo el mundo. Es insignificante, anecdótico, en el maremágnum de millones de infectados”, explica Corell.

Otro estudio, publicado en NATURE, concluye que las reinfecciones son “inusuales”. Se trata de un gran estudio sobre reinfecciones que está llevando a cabo el Reino Unido, con un seguimiento durante meses a más de 20.000 trabajadores sanitarios. De esos 20.000 monitorizados, 6.600 dieron positivo en los test serológicos: tenían anticuerpos. Y entre esos 6.600, sólo se detectaron 44 reinfecciones potenciales (dos «probables» y 42 «posibles»).

Los autores del estudio explican que “esto representa una tasa de protección contra la reinfección del 83%”. Que podría ser mayor, porque “si solo se confirmaran finalmente las dos reinfecciones «probables», la tasa de protección sería del 99%”, advierten. “Se están realizando más investigaciones para aclarar esto”.

Estos datos corresponden a un seguimiento de cinco meses, entre junio y noviembre, pero sus responsables advierten que “el estudio continuará siguiendo a los participantes durante 12 meses, para explorar cuánto tiempo puede durar la inmunidad, la efectividad de las vacunas y hasta qué punto las personas con inmunidad pueden portar y transmitir el virus”.

En todo caso, el inmunólogo Alfredo Corell cree que, al hablar de reinfección, es importante aclarar «que estamos hablando de reinfecciones que sean severas, peores que la primera», que son las preocupantes. “Mucha gente se puede estar reinfectando sin siquiera enterarse, sin síntomas. Yo creo que esto puede estar pasando, con la cantidad de virus que hay circulando ahora mismo. Lo que pasa que solo se están registrando como reinfecciones las que dan síntomas y son peores que la primera”.

Protegidos, también, frente a las nuevas variantes

Es la duda que más preocupa, en estos momentos. Y frente a las nuevas variantes, ¿puede o no valer esta inmunidad? “Puede que en el futuro, una nueva cepa del virus -no una variante- sea tan diferente que ya no sirvan ni las defensas ni las vacunas. Pero no estamos en ese caso, actualmente”, tranquiliza Corell.

Por lo que sabemos hasta ahora, la inmunidad natural del organismo sigue protegiéndonos frente a la variante del Reino Unido y frente a la de Sudáfrica, que son con las que se ha estudiado. Aunque con la sudafricana se ha comprobado que incluye una mutación que hace que el virus esquive mejor a los anticuerpos. Pero los anticuerpos siguen reconociendo al virus, y eso es lo importante. “Se ve que frente a esta variante, los anticuerpos pierden fuerza, pero la siguen reconociendo. El peligro es que algún día haya alguna variante que las defensas ni siquiera la reconozcan”, advierte Corell.

Lo que se ha visto en estudios sobre la inmunidad natural es similar a lo que están viendo las farmacéuticas en sus estudios con estas variantes en personas vacunadas (inmunidad artificial). Moderna, que es la que más lo está investigando, ha comprobado que los anticuerpos responden frente a ella, aunque menos que frente a otras variantes. En cualquier caso, esa respuesta, aseguran desde la farmacéutica, es «suficiente» para proteger a la persona frente al virus.

Algo en lo que coincide Corell. “La variante sudafricana todavía no es lo suficientemente diferente para pasar desapercibida. Los anticuerpos la detectan y la bloquean, aunque con menos intensidad. No son tan potentes frente a ella, pero la reconocen igual y la neutralizan de forma suficiente”. Y además, hay otra buena noticia. “En España, ya se está viendo que la británica va a ser la que más nos afecte, y es la que menos compromete la inmunidad”.

El hecho es que hablar de inmunidad, un año después de la pandemia, es hablar de mejores noticias que al comienzo. “Entre un 70% y un 75% de los infectados pasa la infección de forma asintomática o leve, eso significa que las defensas funcionan muy bien. Y además, estamos viendo que dejan una buena memoria en el organismo”, recuerda Corell. “Las buenas noticias se van haciendo más fuertes cada día que pasa. Al principio de la pandemia esto era un horror, parecía que la inmunidad volaba y los anticuerpos no eran de buena calidad. Ahora se está viendo que la respuesta inmunitaria a este virus es muy buena”, concluye.