Estudios publicados en ‘Nature’ detallan la observación de uno de esos pulsos de alta energía, producido por una estrella con un potente campo magnético.

El origen de las enigmáticas ráfagas rápidas de radio (FRB, en inglés), que los astrónomos llevan más de una década tratando de explicar, está más cerca de ser comprendido tras la detección de la primera señal de ese tipo en la Vía Láctea.

Tres estudios publicados este miércoles 4-N en la revista Nature detallan la observación de uno de esos pulsos de alta energía producido por un magnetar, un tipo de estrella de neutrones con un potente campo magnético, ubicado en nuestra galaxia.

Los investigadores creen que este hallazgo ayudará a aclarar cómo se originan estos eventos, que hasta ahora solo se habían detectado en regiones más alejadas del universo y cuya insólita naturaleza ha sido objeto de todo tipo de hipótesis.

Señales inexplicadas

Las ráfagas rápidas de radio son súbitos destellos que en tan solo una fracción de segundo pueden descargar más de cien millones de veces la energía que genera el Sol.

Desde que se detectaron por primera vez, en 2007, los astrónomos han identificado numerosas ráfagas procedentes de diversos puntos del universo, pero su lejanía ha dificultado descifrar hasta ahora los mecanismos que las originan.

Entre las diversas hipótesis que se han puesto sobre la mesa en los últimos años se encontraba la posibilidad de que su origen fuera el de las estrellas de neutrones, los densos remanentes de ciertas estrellas gigantes tras su explosión como supernova.

Las observaciones que se detallan ahora en «Nature» apuntan en esa dirección.

«Este descubrimiento sugiere que algunas de las ráfagas, y probablemente la mayoría ellas, dado lo comunes que son estos eventos en el universo, se originan en magnetares», señaló en una rueda de prensa telefónica Christopher Bochenek, del Instituto Tecnológico de California.