Los estudiantes de una secundaria del sur de México se sintieron extrañamente mal. Eran pasadas las 17:00 horas del viernes 7 de octubre cuando, uno a uno, comenzaron a experimentar dolores de cabeza y abdominales para luego sentirse débiles. Algunos se desmayaron sin que, aparentemente, mediara razón alguna.

Unos minutos atrás, los profesores del turno vespertino de la escuela Juana de Asbaje del municipio chiapaneco de Bochil, ubicado a 49 millas al noroeste de la capital del estado, Tuxtla Gutiérrez, decidieron adelantar el receso de todos los alumnos para llevar a cabo una reunión para organizar los festejos del 20 de noviembre (Día de la Revolución Mexicana).

“Nos sacaron del salón y nosotros comenzamos a jugar normal”, aseguró a Noticieros Televisa una alumna que se encontraba en la escuela y fue identificada como Daniela. “Yo pedí permiso para entrar al salón a tomar agua. Tomé mi agua de mi bote. De ahí fui al baño y ya regresando al salón como que me quise desmayar”.

Igual que Daniela, otros jóvenes comenzaron a sentirse mal inexplicablemente después de comer un refrigerio y de beber agua que, hasta ahora, se desconoce cuál era su origen, si había sido traída desde casa, si había sido comprada en la tienda de la escuela o en una tienda exterior o, incluso, si fue tomada de los bebederos del plantel.

Decenas de estudiantes, de entre 11 y 15 años de primero a tercer año de secundaria, vómitaron en los baños; otros se desvanecieron entre los salones, los pasillos y las banquetas de la escuela.

“A muchos de mis amigos se les paralizó la mitad de su cuerpo”, contó Daniela. “Uno estaba muy mal del corazón. Estaban vomitando, estaban sacando espuma por la boca”.