El pánico por la variante ómicron del Covid-19 llegó a la frontera entre Colombia y Ecuador y aplazó su reapertura después de un año de cierre, pese a que ninguno de los dos países tiene casos comprobados hasta el momento.

Tras una reunión el pasado 21 de noviembre en Quito, Duque y su homólogo ecuatoriano, Guillermo Lasso, habían prometido reabrir frontera común este 1 de diciembre.

Sin embargo, la preocupación ante el avance de la variante ómicron aplazó los planes.

Lasso justificó la decisión, en la misma red social, con base en «la situación actual que atraviesa el mundo y la salud de nuestros habitantes».

Sudáfrica informó sobre el descubrimiento de esta nueva cepa el 24 de noviembre. El 26 del mismo mes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la describió como «preocupante»: su potencial para hacer que personas que ya padecieron el virus se infecten nuevamente es mayor y, además, es muy contagiosa.

La advertencia sudafricana fue secundada con nuevas restricciones de viaje desde y hacia este país y otros cercanos geográficamente, además del cierre de fronteras de Israel y Japón.

Sin embargo, el martes 30, Holanda anunció que había detectado la cepa en resultados del 19 y 23 de noviembre. Es decir, antes de Sudáfrica.

En América Latina, Brasil reportó ya los primeros dos casos de la variante, que ingresaron al aeropuerto Guarulhos de Sao Paulo, provenientes de Sudáfrica.

Preocupación sanitaria

Ecuador prohibió la llegada de viajeros procedentes de algunos países africanos y, así como con Colombia, aplazó la reapertura de su frontera con Perú. Esto, pese a que Lima reiteró la disposición de su lado.