Saúl Álvarez
 (54-1,2 36 KO’s) decidió que la pirotecnica fuera su acompañante en el regreso al cuadrilátero… Y los mejores fuegos artificiales venían guardados en los albos guantes con los que se presentó en el Alamodome.

Es cierto que el Canelo no noqueó, pero el castigado rostro de Callum Smith (27-1, 19 KO’s) fue la mejor prueba de que no tuvo manera de competirle al, considerado por muchos expertos, mejor libra por libra en la actualidad.

El tapatío es el nuevo monarca supermediano del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) —cetro que estaba vacante— y de la Asociación Mundial (AMB), que pertenecía a su adversario.

La orquesta en vivo, el carmesí gabán, las chicas con trajes típicos mexicanos, los fuegos artificiales que escoltaron su presentación y la entrañable letra de “México Lindo y Querido” quebraron miles de corazones en las semivacías tribunas del inmueble (sólo se vendieron 12 mil boletos por las restricciones a las que obliga la pandemia de Covid-19), pero lo que realmente hizo saltar al público de sus butacas fueron las innumerables combinaciones que estallaron en el rostro del británico, cuyo invicto fue destrozado anoche.

Retorno del Canelo que se acercó mucho a la perfección. Lo único que le faltó fue ese golpe letal que hiciera estallar los pocos fuegos artificiales que se reservó. Pareció echar su resto en la presentación, pero la realidad es que los mejores aparecieron cuando más importaba.

Los jueces le dieron la victoria por decisión unánime (119-109, 119-109 y 117-111), pero resultó un mero trámite, porque desde el cuarto round dominó ampliamente. El clímax llegó entre el octavo y décimo. A Callum sólo lo matuvo de pie el orgullo.

Entendió perfectamente que no había mucho por hacer frente al chico de la cabellera bermellón, a quien los 13 meses de ausencia no le afectaron, aunque le faltó el anhelado nocaut.