El senador republicano Josh Hawley anunció este miércoles que se opondrá a la ratificación de la victoria electoral del presidente electo de EE.UU., Joe Biden, durante la sesión del Congreso programada con ese objetivo, lo que forzará un voto sobre el resultado de las elecciones de noviembre.

La maniobra de Hawley, un aliado del mandatario saliente, Donald Trump, está abocada al fracaso y no logrará impedir que el Congreso ratifique la victoria de Biden en la sesión prevista para el próximo 6 de enero, pero sí asegurará un largo debate y una votación sobre el triunfo del presidente electo.

«Presentaré una objeción durante el proceso de certificación del 6 de enero», dijo Hawley en un comunicado.

Ese día, ambas cámaras del Congreso se reunirán para poner el sello final al resultado de las elecciones, y solo basta con que un miembro de la Cámara Baja y otro del Senado se opongan al cómputo de votos electorales en un estado para que puedan desafiarlo.
 

Varios republicanos en la Cámara Baja, como el congresista Mo Brooks, han asegurado que planean desafiar los votos electorales en algunos estados clave, y el anuncio de Hawley les da un aliado en el Senado, lo cual garantiza que conseguirán ejecutar su plan.

No obstante, para invalidar el resultado en uno o varios estados, tendrían que superar una votación de ambas cámaras, algo que en la práctica es imposible porque los demócratas, el partido de Biden, controlan la Cámara Baja.

«No tengo ninguna duda de que el próximo miércoles, Joe Biden será confirmado como el presidente número 46 de los Estados Unidos, cuando aceptemos la votación del Colegio Electoral», dijo este miércoles la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, en una rueda de prensa.

Último álito de Trump


La sesión del 6 de enero en el Congreso es el último paso en el proceso de certificación del resultado electoral, y dará vía libre a la llegada al poder de Biden el 20 de enero.

Por tanto, la maniobra de ese día será la última posibilidad de Trump de interferir en el resultado de las elecciones, una estrategia que muchos han comparado con un intento de golpe de Estado.

Trump ha presentado decenas de demandas fallidas para cuestionar sin pruebas el resultado en varios estados clave donde ganó Biden, y también ha presionado a funcionarios estatales para que manipularan lo votado por los estadounidenses.

La victoria de Biden se hizo definitivamente oficial el pasado 14 de diciembre, cuando la confirmó el Colegio Electoral de EE.UU., y fue entonces cuando el líder republicano Mitch McConnell reconoció al demócrata como presidente electo.


Pero Trump se mantuvo firme en su desafío al resultado electoral, lo que ha deteriorado su relación con McConnell, quien confiaba en evitar el debate en el Senado sobre el triunfo de Biden que planea desencadenar Hawley.

Aunque no hay ninguna perspectiva de que la votación en el Congreso cambie el resultado de las elecciones, sí obligará a cada legislador republicano a mostrarse a favor o en contra de la batalla de Trump contra lo votado, una última prueba de lealtad que promete llenar de tensión al partido.

Además, miles de simpatizantes de Trump, entre ellos miembros del grupo de ultraderecha Proud Boys, planean manifestarse en Washington el 6 de enero para apoyar al presidente saliente.