Cada Jueves Santo, se vive una tradición antiquísima: los siete potajes, la cual evoca la última cena de Jesús. Cada alimento servido en el almuerzo representa una de las siete palabras que dijo el Hijo de Dios en su crucifixión.

En Cúcuta, la cultura se mantiene, aunque se dividen casi por mitades entre quienes la practican y quienes no, porque, según una consulta realizada por La Opinión a través de Facebook, el 54% dijo que sí y el 46%, no.

Los siete potajes son una tradición gastronómica que consiste en compartir un banquete familiar con siete paltos distintos, por lo general en el almuerzo del Jueves Santo. Esta tradición conmemora la última cena de Jesús y simboliza las siete palabras que pronunció antes de su crucifixión. 

La preparación de los platillos es un acto de devoción, el menú puede variar de acuerdo con los gustos y las preferencias de cada uno, cada familia tiene su modo de prepararlos y servirlos, según la tradición, el consumir los siete potajes asegurará el tener comida y prosperidad durante todo el año.

En Colombia se acentúa más esta tradición, sin embargo, en los últimos años se hace más difícil conservar estas costumbres, así lo revelan varias encuestas realizadas en diferentes redes sociales, en la cual evidencia que ya es muy difícil seguir llevando esta tradición familiar.

La encuesta por medio del canal de WhatsApp tuvo un desarrollo similar a la de facebook: 143 participantes (55,8%) respondieron afirmativamente y 113 (44,2%) señalaron que no. Los consultados que practican el rito aclararon que hacen el esfuerzo financiero, mientras que, para quienes respondieron negativamente, la razón es que “la plata no alcanza”.

El menú puede variar, siempre adaptándose a los tiempos y ahora a los bolsillos de quienes aun desean conservar la costumbre; En el devenir del tiempo, las familias en cada comunidad de la Región Andina Venezolana, a esta tradición de preparación de “Los Siete Potajes” que conforman: sopa, arroz, macarrones, pescado, ensalada, torta y dulce, le han sumado variedad de modalidades culinarias que pasaron a formar parte del tradicional menú del Jueves Santo, entre ellas, la chicha, el masato, el chunguete, los buñuelos, pasteles, empanadas, arepas de trigo y maíz, chocolate caliente, arvejas, caraotas, el chocheco, yuca, jugos naturales.