Trump denunció un robo de 2,7 millones de votos. Camila Rubio noviembre 14, 2020 MUNDO El software de votación Dominion, perteneciente a una empresa sospechosamente relacionada con la fundación Clinton y que ayuda a controlar las máquinas de votación de muchos estados Donald Trump, ha publicado un tweet en el que dice lo siguiente: “Dominion eliminó 2,7 millones de votos de Trump a nivel nacional. El análisis de datos encuentra 221.000 votos en Pennsylvania cambiados de presidente Trump a Biden. 941.000 votos de Trump borrados. Los estados que utilizaron los sistemas de votación de Dominion cambiaron 435.000 votos de Trump a Biden. Atención amigos, porque aquí viene lo bueno. Y es que, aunque los votos reales de los colegios electorales fueran por ejemplo 250.000 para Trump y 235.000 para Biden, la combinación de estos tres sistemas informáticos que os he comentado anteriormente, tiene la habilidad de SIMULAR actualizaciones de software para provocar momentos de “bloqueo” en los que se producen errores de tabulación de datos que asignan votos de Trump a Biden, curiosamente no en el sentido contrario. Por ese motivo, aunque los votos reales aún estén físicamente en los colegios electorales, a la hora de transmitir esos datos al organismo que se ocupa de publicarlos para el público en general, se han estado literalmente ADULTERANDO los datos para favorecer a Biden, y eso ha ocurrido en hasta 47 condados de Michigan, y también en un número aún no determinado de condados en los estados de Arizona, Georgia, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania, y otros. A ver, no creo que sea una casualidad el hecho de que en todos ellos los votos de Biden hayan subido como la espuma, SOBRE TODO durante la noche». Joe Biden dijo el martes que la negativa del mandatario Donald Trump a admitir su derrota en las elecciones es algo «embarazoso» y se reflejará mal en su legado. «Simplemente creo que es embarazoso, francamente», dijo Biden durante una rueda de prensa, cuando se le preguntó qué pensaba sobre la negativa de Trump a reconocer que perdió las elecciones del 3 de noviembre. ¿Cómo puedo decir esto con tacto?», comentó Biden a los periodistas, desde su feudo en Wilmington, Delaware. «Creo que no ayudará al legado del presidente». «El hecho de que no estén dispuestos a admitir que ganamos a esta altura no tiene mayor consecuencia en nuestra planificación», dijo Biden, que ya trabaja para preparar su investidura programada para dentro de 71 días. En 244 años de historia de Estados Unidos, nunca ha habido un presidente que se rehúse a abandonar la Casa Blanca después de haber perdido una elección. La transferencia ordenada, legal y pacífica del poder es uno de los sellos definitorios de la democracia estadounidense. Por eso, el anuncio del presidente Donald Trump de negarse a aceptar su derrota ante Joe Biden, genera una situación tan nueva como desconcertante en la vida del país. Y presenta para los analistas el reto de considerar escenarios antes impensables. Trump jugaba golf a las afueras de Washington cuando se confirmó el triunfo electoral de Biden este 7 de noviembre. Poco después, la campaña del candidato derrotado emitió un comunicado asegurando que la “elección está lejos de haber terminado”. Todos sabemos por qué Joe Biden se está apresurando a presentarse falsamente como el ganador, y por qué sus aliados de los medios se están esforzando en intentar ayudarle: no quieren que se sepa la verdad”, señala el comunicado, en donde además indica que Trump seguiría oponiéndose mediante demandas judiciales al resultado anunciado, alegando la existencia de supuestos fraudes. La constitución estadounidense es clara, más allá de cualquier duda, en establecer que el actual período presidencial termina “al mediodía del día 20 de enero”. Joe Biden ha conseguido ganar en una cantidad de estados que le aseguran más de 270 votos en el Colegio Electoral. Por lo que tiene el derecho a ocupar la presidencia por los siguientes cuatro años. Donald Trump tiene recursos legales y legítimos que todavía puede emplear para disputar el resultado de la votación. Pero a no ser que ocurra de aquí a allá un giro dramático en las cortes y que pueda probar en los juzgados la existencia de las irregularidades en la elección que él reclama, todavía sin presentar evidencia, el 20 de enero es la fecha en que el actual presidente debe abandonar el poder. Trump fue claro a lo largo de la actual campaña en advertir que no aceptaría una derrota. Dijo en repetidas ocasiones que estaba decidido a seguir al mando, sin importar lo que dijeran las autoridades electorales, indicando que la única posibilidad de que perdiera era si le robaban las elecciones. Por lo que el país empezó a discutir qué pasaría en el caso de que Trump cumpliera su amenaza e intentara aferrarse al poder a la fuerza. Una hipótesis incluso comentada por el propio Joe Biden cuando era candidato. En una entrevista televisada el pasado 11 de junio, el humorista Trevor Noah le preguntó a Biden si había pensado en la posibilidad de que un Trump perdedor se negara a desocupar la residencia presidencial. “Sí, lo he pensado”, respondió Biden, agregando que estaba convencido de que en una situación semejante, las fuerzas militares se encargarían de impedir que se quedase en el cargo y lo desalojarían sin más de la Casa Blanca.