La muerte de dos niñas mientras jugaban en la puerta de su casa por una bala perdida en Río de Janeiro ha conmocionado a la sociedad brasileña.

Las fuerzas del orden niegan haber participado en el tiroteo mientras patrullaban la zona.

La tragedia ha reavivado el debate sobre la muerte de civiles. Pese a las restricciones por covid-19, entre enero y junio una persona fue asesinada cada 10 minutos en Brasil, lo que supone un aumento del 7,1 % en relación con el mismo período en 2019.