El 21 de junio de 2019 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó un nuevo tratamiento para disminuir el trastorno del deseo sexual hipoactivo en las mujeres. El medicamentos se llama Vyleesi, conocido bremelanotide, y se caracteriza por ser una inyección realizada 45 minutos antes de la relación sexual.

Dicho trastorno, también conocido como apatía sexual, ocurre cuando la persona en cuestión padece una ausencia recurrente en el deseo para realizar alguna actividad sexual. En la mayoría de los casos no hay causas específicas para esta disminución.

El medicamento aprobado por FDA a mediados del año pasado fue desarrollado Palatin Technologies y licenciado a Amag Pharmaceuticals. Este nuevo fármaco se administra de forma subcutánea, con un pequeña inyección en el abdomen o muslo, para activar las vías cerebrales relacionadas con la activación del deseo sexual.

En 2015 la FDA aprobó otro medicamento que, al parecer, también se encargaba de activar dichas vías cerebrales para reducir el trastorno del deseo sexual hipoactivo. Fue elaborado por Sprout Pharmaceutical y se llama Addyi. Es una píldora de consumo diario y tiene como contraindicación que la persona no puede consumir alcohol mientras cumple con el tratamiento.

Vyleesi, por su parte, no restringe el consumo de alcohol y se percibe aventajado sobre su competidor más cercano porque no actúa sobre el sistema vascular, sino que atiende directamente el sistema nervioso para aumentar la libido en las mujeres. Además, según los analistas los efectos secundarios de este medicamento son más llevaderos y tiene una acción rápida sin la necesidad de tomarlo diariamente.

«Hay mujeres que, por alguna razón desconocida, tienen un deseo sexual reducido que les causa una marcada angustia y que pueden beneficiarse de un tratamiento farmacológico seguro y efectivo», comentó Hilton Joffe, director del Centro de Evaluación de Medicamentos de la FDA.

La máxima autoridad sanitaria de Estados Unidos recomendó a los pacientes no utilizar más de una dosis en 24 horas y no más de ocho en un mes. Asimismo, los ensayos clínicos realizados antes de la aprobación registraron que un 40% de las participantes padecieron náuseas, entre moderadas y severas, en las primeras tres dosis.

Los mismo analistas aseguraron que la inclusión en el mercado de un producto que pueda tratar la falta de deseo sexual en las mujeres puede generar más de 1000 millones de dólares anuales.

Pero, al mismo tiempo, la creación de este tipo de medicamentos ha generado una polémica en el área médica porque las razones para la apatía sexual pueden estar relacionadas a un trasfondo psicológico o social.

El deseo sexual está relacionado con la confianza y la intimidad que produce la pareja. En algunos casos, las experiencias traumáticas del pasado pueden afectar, primeramente, las funciones psicológicas y, posteriormente, las reacciones biológicas.


El orgasmo, en muchas mujeres, es un objetivo difícil de alcanzar. Esto puede producir inquietudes en la mujeres que pueden desencadenar la pérdida de interés en el sexo.


El estrés de la vida diaria, con las dificultades del presente y las preocupaciones sociales, puede ser un detonante para la apatía sexual.


Las afecciones crónicas, como la diabetes o la esclerosis múltiple, también pueden afectar el ciclo sexual de la mujer y genera cambios en la excitación o en la producción orgasmica.

En Estados Unidos más de 6 millones de mujeres padecen este trastorno, según la agencia de noticias Reuters, y a nivel mundial una de cada 10 mujeres lo sufre. La mayoría decide callarlo y no buscar tratamiento. William Heiden, Director Ejecutivo de Amag, declaró en su momento que “»estas mujeres están sufriendo en silencio así que el mercado realmente no existe en la actualidad».

Para La Sociedad Menopáusica de Norte América, el TDHS es uno de los trastornos más comunes en las mujeres, sin diferencia de edad, pero también es uno de los más complicados de tratar porque sus razones pueden ser variadas.

Típicamente, una mujer con TDSH reporta que tiene una reducción significativa en pensamientos sexuales, una disminución notable en iniciar intimidad y esquiva los intentos de su pareja para tener relaciones sexuales. También, existen mujeres con TDSH las cuales, aunque no reportan carecer de deseo, pueden estar igualmente angustiadas o molestas por la larga carencia de deseo sexual”, específica un comunicado de la sociedad.

Aunque existen estos dos medicamentos para tratar dicha ausencia de deseo sexual, como el Vyleesi y Addyi, esta sociedad recomienda otras formas para tratar el TDHS desde raíz. Por ejemplo, si la razón de la falta de deseo es producido por un referente traumático la solución es, primeramente, el tratamiento psicológico y, luego, esto dará como resultado una vida sexual más placentera.

Esto ha producido opiniones contrarias al medicamento inyectado para tratar este trastorno. Para Cynthia Pearson, directora de la red estadounidense para la salud de la mujer, aprobación de Vyleesi por parte de la FDA fue una “decepción” porque la mujer no tiene suficiente información para reconocer si dicho medicamento es seguro y efectivo.

La creación de este tipo de medicamentos, aunque son importantes para el entendimiento de la sexualidad femenina, necesitan de una serie de estudios consecuentes para brindar la información necesaria sobre los cambios que producen en el cuerpo de la mujer. Además, se deben mantener un seguimiento al problema de raíz que puede generar la falta de deseo sexual.