Youtuber fingió su propia muerte en video y es detenido días más tarde en una fiesta clandestina Camila Rubio diciembre 4, 2020 MUNDO El ‘youtuber’ uruguayo Yao Cabrera ha sido detenido este miércoles tras celebrar una fiesta multitudinaria en plena pandemia, tan solo un día después de fingir su muerte a través de las redes sociales. Este lunes Cabrera fingió ser asesinado por sicarios en un perturbador video que causó conmoción en las redes sociales y que difundió a través de su perfil de Instagram, donde acumula casi un millón de seguidores. En el video se apreciaba al ‘influencer’ al volante de un lujoso automóvil con un acompañante cuando dos supuestos delincuentes se acercan en moto y, tras dispararle en varias ocasiones, escapan a toda velocidad. Posteriormente, circularon también varias grabaciones en las que se mostraba el cuerpo de Cabrera abatido dentro del vehículo. La ‘broma’ estuvo seguida de una convocatoria, difundida desde las redes sociales del propio ‘youtuber’, en la que se hacía un llamamiento a una movilización en el Obelisco de la Ciudad de Buenos Aires, en la enorme avenida 9 de Julio, para reclamar Justicia por el supuesto homicidio. Solo dos días después de esta nueva polémica, Cabrera fue detenido por agentes de la Prefectura Nacional en su domicilio en Argentina, en la localidad de Escobar, donde se realizaba un fiesta clandestina. Junto con otros 32 jóvenes, algunos de ellos menores de edad, el ‘influencer’ fue traslado a dependencias policiales acusado de violar el aislamiento preventivo por la pandemia de coronavirus. El joven, de 23 años, será puesto en libertad presumiblemente este jueves, aunque podría ser procesado por el artículo 205 del Código Penal, por violar las medidas «para impedir la introducción o propagación de una epidemia». Yao Cabrera es conocido por acumular millones de subscriptores en Youtube y de seguidores en sus perfiles de otras redes sociales. Además, también es famoso por haber protagonizado multitud de pequeñas polémicas y haber grabado videos con bromas de mal gusto, como por ejemplo fingiendo su propio secuestro.