Con motivo del Día Internacional del Tdah, que se celebra el 13 de julio, la psiquiatra infanto-juvenil en la Corporación Sanitaria Parc Taulí de Sabadell y profesional en Support -Clínica Universitaria de Psicología y Psiquiatría de UIC Barcelona, Elena Pujals, ha advertido de la relación entre el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (Tdah) y el uso abusivo de pantallas durante la infancia.

Según información de Infosalus, la doctora ha insistido en que las pantallas no están recomendadas «en los primeros años de vida, periodo en el que el desarrollo cerebral está muy activo».

No obstante, ha detallado que el Tdah es un trastorno del neurodesarrollo y el peso genético es del 70 %, aunque también tienen influencia otros factores como «problemas que ocurren durante el embarazo y parto, tales como fumar, beber o tomar drogas durante el embarazo, infecciones, el estrés materno o la prematuridad», así como factores ambientales, como por ejemplo sufrir violencia o maltrato en la infancia.

En la actualidad, según la especialista, en España un 6,8 % de niños y adolescentes padecen Tdah. Pujals ha explicado que, en los últimos años, «la prevalencia se ha mantenido estable», a pesar de que «quizás exista una percepción de incremento de su diagnóstico que va vinculada a que ahora se habla mucho más sobre trastornos del neurodesarrollo y del aprendizaje».

A la hora de diagnosticar la enfermedad, la psiquiatra infanto-juvenil ha apuntado que en el caso de las niñas «suele ser más tardío», ya que presentan «un perfil clínico en el que la hiperactividad y la impulsividad son más mentales o emocionales, por lo que son menos conflictivas con el entorno, presentan menos alteraciones de conducta y no suelen solicitar ayuda».

Por otro lado, la experta ha insistido en la importancia de la «detección precoz» con el objetivo de iniciar cuando antes «un abordaje terapéutico multidisciplinar» que permita «minimizar las complicaciones» del Tdah, como «el fracaso y abandono escolar u otros trastornos psicopatológicos comórbidos como la ansiedad, la depresión o el consumo de sustancias».

Así, ha comentado que, contrariamente a lo que se cree, el diagnóstico y tratamiento del Tdah «mejora la impulsividad y, por lo tanto, reduce la probabilidad de que la persona realice conductas de riesgo, entre ellas el consumo de sustancias adictivas».

La profesora de UIC Barcelona ha destacado que los signos de alarma que pueden llevar a pensar en un caso de Tdah son la «inatención, la hiperactividad o la impulsividad», síntomas que se mantienen «en el 30-50 por ciento de las personas cuando son adultas».

«En los adultos, la hiperactividad no suele ser tan manifiesta, destacando los problemas de impulsividad y la inatención», ha añadido. Estos síntomas, llevan a que sean «personas incomprendidas» porque «parecen maleducadas, impertinentes, provocadoras, causando un rechazo social importante».

Por último, la doctora ha lamentado que todavía «queda mucho trabajo para eliminar el estigma asociado a este trastorno», ya que incluso algunas familias «ven cuestionadas sus actitudes educativas cuando en realidad son síntomas del trastorno que no tienen ver con la educación recibida».