Luego de la tormenta del asalto de los trumpistas alentados por el propio presidente estadounidense, el Congreso estadounidense volvió a escena para ratificar la victoria de Joe Biden en una sesión que podría extenderse hasta más allá de la medianoche.

La tumultuosa jornada de asalto al Congreso de EE.UU. se saldó con una mujer muerta por arma de fuego, destrozos en la sede del Capitolio y la democracia estadounidense herida en medio de una bochornosa jornada que fue cuestionada por el mundo entero.

El propio vicepresidente estadounidense, Mike Pence, condenó este miércoles 6 de enero la violencia registrada durante el asalto al Capitolio y espetó a los seguidores del presidente Donald Trump que protagonizaron la insurrección: «No han ganado».

Protagonista del caos, Enrique Tarrio, el líder del grupo ultraderechista estadounidense Proud Boys, alabó el asalto al Capitolio de Washington y advirtió de la posibilidad de que se lleven a cabo acciones parecidas en otros edificios públicos de EE.UU.

«Ya sea el Capitolio hoy, o un capitolio estatal mañana, o cualquier otro edificio gubernamental, probablemente se va a ver», dijo desde una habitación de un hotel a las afueras de Baltimore (Maryland), donde siguió los disturbios de este miércoles después de ser arrestado en Washington y tras prohibirle las autoridades asistir a la manifestación en apoyo al presidente.

Todos los expresidentes de EE.UU. condenaron los hechos. Intrusión al Capitolio es un «asalto sin precedentes» contra las instituciones de EE.UU., dijo el demócrata Bill Clinton.

Mientras el republicano George W. Bush espetó que que las imágenes del asalto al Congreso en Washington son «repugnantes» y propias de «una república bananera», a la vez que acusó a Donald Trump, sin nombrarlo directamente, de «inflamar» con «falsedades y falsas esperanzas» a sus partidarios.

Ataque en el Congreso de EE.UU. es una «gran vergüenza» pero «no una sorpresa», detalló de su lado Barack Obama.