Miles de manifestantes que se niegan a reconocer la victoria al presidente electo Joe Biden han llegado este sábado hasta Washington para mostrar su apoyo a Donald Trump. Ante la fachada del Tribunal Supremo, el exconsejero de Seguridad Nacional Michael Flynn pidió a los presentes que continúen interponiendo demandas en sus Estados para detener el “fraude electoral”. El discurso cargado de acusaciones infundadas tuvo lugar un día después de que el máximo órgano judicial, de mayoría conservadora, rechazara una demanda impulsada para anular los resultados en Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. “El Supremo no va a decidir quién es el próximo presidente, nosotros, el pueblo, lo haremos”, sostuvo Flynn, que se declaró culpable de falso testimonio al FBI en la investigación de la trama rusa y recibió el perdón del mandatario a finales de noviembre.

Entre la muchedumbre ha habido unos vestidos de militares y otros con el atuendo característico de los Proud Boys, un grupo de extrema derecha que el FBI vincula con el supremacismo blanco y la misoginia. El presidente de dicha organización se tomó el tiempo incluso de acudir a un tour navideño por la Casa Blanca. A mediodía en la plaza de la Libertad había muchas banderas de Trump y escasas mascarillas. El incendiario locutor radiofónico, Alex Jones, subió al escenario para dar un peligroso discurso con aires épicos: “Sacaremos a Joe Biden, de una forma u otra”. Amy Kremer, presidenta de Women for America First ―uno de los movimientos que convocaban la manifestación― y cabeza del Tea Party, invitó a los seguidores del republicano a “pelear” por el mandatario. “Esto no se trata de que le quieren robar la elección a Trump, nos la quieren robar a nosotros, el pueblo”.

Los fracasos de las demandas interpuestas ante los tribunales para disputar las elecciones o la conclusión de una coalición de autoridades federales y estatales de que los comicios del 3 de noviembre fueron los más seguros en la historia de Estados Unidos no han persuadido a los trumpistas más radicales mes y medio después de la cita electoral. “Si creen que Joe Biden va a llegar a la Casa Blanca es que no están prestando atención”, advirtió en su discurso Katrina Pierson, exasesora principal de la campaña de Trump. Entre gritos de “¡USA!, ¡USA!, ¡USA!”, Pierson aseguró que van a pelear como patriotas, “no como liberales”, aclarando que ni el FBI, ni la CIA, ni las redes sociales, ni los medios tradicionales, podrán detenerlos. “No somos la resistencia, somos los patriotas que quieren defender la república”, agregó.

“Sé que ha habido fraude electoral, he visto a la gente venir con declaraciones juradas y con demandas. He seguido todos los procedimientos judiciales de los que los medios no han estado informando y estoy aquí porque amo a Estados Unidos”, dijo Theresa Zibro. Para ella y el resto de manifestantes este sábado en Washington el hecho de que la justicia no haya encontrado base para las acusaciones de Trump no basta. “Hay mucha corrupción entre los jueces y mucha corrupción en muchos ámbitos, pero los que creemos en la Constitución y en la democracia vamos a seguir luchando por ella. No solo los próximos cuatro años, sino mientras estemos vivos”.

Michael, un ciudadano de origen ruso llegado a Estados Unidos en los años ochenta de Ronald Reagan, coincidió en que el proceso no había sido “justo”. Si los jueces no habían corroborado las supuestas irregularidades, se debe a “la presión de los medios y las grandes tecnológicas”. “El movimiento de Trump busca proteger a todas las personas” ante los excesos del “globalismo”. Y, a su juicio, “debería imitarse en el resto del mundo”.

Trump celebró en Twitter la manifestación para “detener el robo” electoral. El mandatario afirmó que no estaba al tanto de la protesta, aunque las cadenas de extrema derecha OANN o Newsmax TV, que el republicano ha promovido en la red social, la estuvieron publicitando como “posiblemente el mayor evento en la historia de Washington”. En la manifestación trumpista del 14 de noviembre en la capital estadounidense el mandatario hizo una aparición desde el vehículo presidencial para saludar a sus seguidores. El Servicio de Parques Nacionales otorgó un permiso a los organizadores para una manifestación de 15.000 personas sobre “integridad electoral” y la Segunda Enmienda, que protege el derecho del pueblo a tener y portar armas.