Twitter arde con más de 80 mil mensajes bajo un mismo hashtag: #MeTooInceste. Así abren camino decenas de miles de mujeres en Francia para romper el histórico silencio de un tema tabú en el mundo entero: el incesto.

Entre algunos de los testimonios que empezaron a circular en la red social se puede leer: “Cuando tenía entre 12 y 14 años, mi papá se solía frotar contra mí”. «Tenía 5 años y en una noche mi tío destruyó mi confianza y enturbió el curso de mi vida». «Fue a mis 9 años y se llamaba Khalid Meliane, era mi padre». “Tenía 4, 5, 6 años… Ni siquiera me acuerdo de cuándo empezó”.

Esta nueva ola de denuncias comenzó después de que se conociera el adelanto de un libro titulado La familia grande. Se trata de una publicación de una jurista francesa que cuenta la historia de su familia. En el libro narra que su padrastro, un político científico, abusaba sexualmente de su hermano cuando tenía 13 años.

Camille Kouchner es la jurista que impulsó esta nueva ola de denuncias contra la violencia machista. Ella es hija de un exministro socialista y una mujer icono del activismo de izquierdas. Kouchner denunció que su padrastro, Olivier Duhamel, un político científico de Francia, abusó durante años de su hermano gemelo desde que él cumplió los 13 años. A partir de entonces empezaron a aparecer miles de testimonios en Twitter con el #MeTooInceste.

Su relato provocó el pasado 4 de enero la dimisión de Duhamel como presidente de la Fundación Nacional de Ciencias Políticas (FNSP) y de otras funciones. El antiguo parlamentario europeo socialista (1997-2004), de 70 años, está siendo investigado por la fiscalía de París por violaciones y agresiones sexuales a cargo de una persona con autoridad sobre un menor.

Previamente a este movimiento, en Francia se alzaron otros dos que también denuncian la violencia machista contra las mujeres. Se trata del #MeToo original y de #BalanceTonPorc.

El #MeToo fue detonado por la actriz Adele Haenel. Declaró en una revista que había recibido abusos del director Christophe Ruggia en el set de Los diablos cuando ella tenía 12 años, en 2002. Gracias al impulso de este movimiento a nivel internacional decidió denunciarlo y ahora la causa está pendiente de resolución.

Poco después apareció la publicación Consent, un libro de la escritora Vanessa Springora. Allí cuenta su relación con el escritor Gabriel Matzneff cuando ella tenía 14 años y él 50. Narró cómo esa relación de naturaleza abusiva (el consentimiento de ella, por su edad, no era válido), se vivía con la connivencia de todos los intelectuales de París.

Consent catapultó miles de denuncias bajo el paraguas #MeToo en Francia. Con su publicación también reaparecieron los hashtags como #BalanceTonPorc.

NIÑAS Y MUJERES: EN RIESGO DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Amnistía Internacional publicó un informe el año pasado en el que detalló la frágil situación que atraviesan niñas y mujeres dentro de sus casas.

La organización señala que en las relaciones que hay al interior de las casas «existe el poder y cuando entra en juego la fuerza, las críticas y las amenazas, todo se torna peligroso. El maltrato infantil también amerita una denuncia y una intervención por parte del Estado y de todos los cercanos, debido que los pequeños se encuentran especialmente frágiles”.

La situación de los abusos intrafamiliares se vio agravada durante el primer año de la pandemia. Hasta ahora, la medida más efectiva para frenar la circulación del nuevo coronavirus es quedarse en casa.

Sin embargo, quedarse encerrada para una mujer a veces puede provocar un riesgo mayor que contagiarse de covid-19. Las cifras de violencia de género existentes en todo el mundo demuestran que el confinamiento genera un riesgo para las mujeres, niñas y personas de la comunidad LGBTI+.

En esa misma línea, Amnistía Internacional publicó un comunicado en junio de 2020 en el que se señaló que el aislamiento obligatorio, pese a ser una medida para reducir los riesgos de contagio, provoca que las mujeres y niñas estén más expuestas a la violencia, ya que en muchos casos conviven con sus agresores.