La junta escolar de San Francisco, en Estados Unidos, aprobó renombrar 44 escuelas que hasta hoy llevaban el nombre de conquistadores españoles y numerosas figuras consideradas racistas u opresoras.

Cada centro escolar tendrá hasta abril para proponer un nuevo nombre, que deberá ser aprobado por la junta.

“Subyugaron o esclavizaron seres humanos, u oprimieron mujeres, inhibieron el progreso social o tuvieron acciones que condujeron al genocidio; o disminuyeron significativamente las oportunidades del derecho a la vida, libertad y la persecución de la felicidad”, explicó la junta sobre su decisión.

Esta medida se da en medio de un contexto en el que se está repensando el lugar que tienen personajes históricos en la actualidad. Luego del asesinato de George Floyd, incluso muchos monumentos fueron retirados en diversas ciudades del mundo, ya que determinadas figuras representaban el racismo y la violencia contra pueblos originarios y personas afrodescendientes.

En San Francisco, por ejemplo, una estatua de Cristóbal Colón fue teñida de rojo por manifestantes el año pasado.

Algunos de los nombres españoles que serán eliminados son Pedro de Alvarado, Vasco Núñez de Balboa, Sánchez, Ulloa y José Ortega.

UNA MEDIDA QUE LEVANTÓ POLÉMICA EN SAN FRANCISCO

La decisión sobre las escuelas de San Francisco se venía discutiendo desde hace meses. Sin embargo, ahora que se hizo efectiva se cargó de polémica.

Los impulsores de la iniciativa sostienen que los nombres que serán eliminados son de personajes que mantuvieron vínculos con el esclavismo, la opresión y el racismo, por lo que no deberían ser honradas en una escuela.

En paralelo, sus detractores consideran que se trata de un ejercicio extremo de revisionismo histórico. Además, critican especialmente que se vayan a retirar los nombres de los expresidentes George Washington y Abraham Lincoln, pues las consideran figuras que durante siglos «han representando la esencia del proyecto estadounidense».

Entre los nombres que serán eliminados también está una de las actuales senadoras de California, Dianne Feinstein, quien permitió que se ondeara la bandera confederada cuando fue la primera alcaldesa de San Francisco. El argumento es que estas figuras históricas no reconocieron, ni defendieron, las comunidades afroamericanas del país.

MISMOS RECLAMOS EN OTRAS PARTES DEL MUNDO

Tras la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco se empezó a repensar la figura de ciertos personajes históricos. El objetivo es dejar de pensar como ídolos a los conquistadores o a aquellos políticos que perpetuaron el supremacismo blanco.

En medio de esta discusión, muchos monumentos de conquistadores cayeron en Estados Unidos durante protestas.

Luego de eso, se multiplicaron los ataques a monumentos de líderes confederados, padres fundadores y de exploradores vinculados a la «conquista» de América. En Reino Unido, también derribaron estatuas de esclavistas.

Los manifestantes perciben a estos personajes como símbolos del racismo. Lo que empezó en Estados Unidos también se trasladó a Colombia, cuando un grupo de indígenas tirar una estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar en Popayán.

Esto mismo también pasó en otros países de América Latina. En Chile, por ejemplo, tiraron la estatua de Pedro de Valdivia: un conquistador español, muerto 1553 en el levantamiento mapuche conocido como la Guerra del Arauco.