Brittany Higgins tenía 24 años y era asesora gubernamental en 2019 en el parlamento australiano cuando fue violada por un compañero del Partido Liberal (ahora en el poder) en la misma institución.

Después de una noche de fiesta con compañeros de trabajo, uno de ellos iba a llevarla a casa, pero en vez de eso la llevó a la oficina de la ministra de defensa, Linda Reynolds.

Brittany, en estado de embriagadez, se quedó dormida, y despertó en medio de la violación. Pidió al agresor que parase múltiples veces. 

Cuando comunicó lo sucedido a sus superiores, incluida Reynolds, se sintió como “un problema político” y fue obligada a dejar su carrera si denunciaba a la policía la violación que había sufrido. Por ello no hizo una denuncia formal en ese momento, algo que acreditan documentos revisados por The New York Times. 

Además, segura que después le pidieron que asistiera a una reunión formal de trabajo en la misma sala en la que ocurrió la agresión.

Cada vez que intentó hablar del tema, ellos “se sentían incómodos”. “Me hicieron sentir que perdería mi trabajo, así que no fui a la policía”, dijo. “Intentaban silenciarme, y creo que eso está muy mal”. 

Por otro lado, a Brittany le negaron evidencia sobre su violación. “Un miembro del personal del primer ministro y mi ex jefe de personal se negaron a brindarme acceso a las imágenes de CCTV de esa noche […] El gobierno tiene preguntas que responder por su propia conducta ”.

Reynolds asegura que la invitó a denunciar, pero acaba de pedir disculpas por la falta de apoyo real.

ANTE EL HARTAZGO, BRITTANY HIZO SU VIOLACIÓN PÚBLICA

Dos años después, ante la falta de apoyo del parlamento y con el objetivo de lograr un cambio en las instituciones políticas australianas, Brittany ha denunciado públicamente la violación que sufrió en una entrevista. 

Dijo que decidió hablar y dejar su trabajo después de que la Australian Broadcasting Corporation denunciara la violencia sexual dentro del Partido Liberal.

Esta cultura misógina y machista ha impregnado el parlamento australiano desde hace años. Antes que ella, otras mujeres de la política revelaron la intimidación y acoso sexual que habían sufrido y dejaron sus cargos.  

Este viernes anunció que hará su denuncia formal a la policía y que quiere que se procese al agresor con todas las medidas de la ley.

COMO ES HABITUAL, LAS AUTORIDADES REACCIONAN TARDE

El primer ministro de Australia y líder del Partido Liberal, Scott Morrison, reaccionó en un primer momento a las declaraciones de Brittany dejando sobre ella la responsabilidad de denunciar.

Algunos trabajadores del ministerio se mostraron incrédulos ante la negación de Morrison sobre conocer lo ocurrido hasta ahora.

Ante las críticas por culpabilización de la víctima, cambió de enfoque y se disculpó. Dijo que abrirá una investigación formal.

“Es un primer paso bienvenido, pero debería haberse dado hace tiempo”, dijo Brittany, quien cree que no debería haber sido necesario llegar al extremo de hacer pública su agresión sexual para que se tomaran medidas. 

Cuando en su entrevista le preguntaron qué le había ocurrido al hombre que la violó, dijo: “Me temo que nada”. El agresor habría dejado el partido en 2019. 

LA CULTURA CONTRA LAS MUJERES

La historia de Brittany Higgins es una historia de violencia sexual contra las mujeres e impunidad que se repite en todas las esferas, en todo el mundo. 

A ello se le une la falta de apoyo y la cultura de culpabilización, revictimización y no creencia hacia las víctimas, lo cual es “angustiante” para todas las sobrevivientes de agresión sexual, lamentó Brittany. También orilla a muchas a no denunciar por miedo.

Muchas mujeres como ella se encuentran en posiciones en las que temen que no las crean o temen por su posición laboral si denuncian una agresión. Porque no serían las primeras en verse afectadas negativamente —ni las últimas, lamentablemente. 

En sus declaraciones, Brittany envió un mensaje de concientización: “Un trauma como el mío no tiene género. Pero muchos hombres necesitan imaginarse a una mujer que aman para sentir empatía”.

¿Por qué tenemos que llegar hasta el límite de hacer pública una violación para que cambien las cosas?