A pesar de que en Estados Unidos las personas de ascendencia latina representan el 18 por ciento del total de su población, este peso no se ve reflejado en temas como la salud.  

En estos tiempos de pandemia, estados como Carolina del Norte muestra una disparidad racial que roza lo abismal. Según fuentes oficiales, el 78% de las personas que han recibido la vacuna contra la COVID-19 son del grupo racial catalogado como blancos, contra el 14% de la población afrodescendiente y solo el 2% de los latinos que han recibido la inmunización.

Esto vendría a confirmar lo publicado por el Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) que ha revelado que, durante el primer mes de vacunación, 60,4% de las personas que recibieron la vacuna eran blancos, mientras que 11,5% hispanos, diferencia criticada por numerosos grupos que luchan por la integración y los derechos humanos de las minorías.  

Hasta la fecha, al menos, 33,7 millones de personas que viven en Estados Unidos han recibido al menos una de las dosis de la inoculación contra el coronavirus, esto representa 10% de su población global.

Estados Unidos continúa siendo el epicentro de la pandemia con más de 27 millones de casos de confirmados de COVID-19. Además, contabiliza 466.400 fallecimientos por esta enfermedad.