El parlamento de Hungría aprobó el pasado martes una ley contra la pedofilia, un proyecto impulsado por el partido de Viktor Orbán y que al final ha logrado el respaldo de 157 parlamentarios. La medida ha generado mucha controversia en la sociedad húngara debido a que incluye artículos que vinculan directamente la homosexualidad con el abuso a menores.

Bajo la premisa de establecer una normativa contra de la pedofilia, el proyecto de ley prohíbe expresamente las charlas sobre homosexualidad en centros educativos. También se deberá censurar en las aulas cualquier material audiovisual y escrito que tenga una temática relacionada con el colectivo LGBTIQ+ «para proteger los derechos de los niños». Además, la norma recién aprobada establece que solo personas y organizaciones inscritas en un registro oficial podrán impartir clases de educación sexual en las escuelas.

La ley incluso prohíbe que empresas y grandes organizaciones puedan publicar anuncios en solidaridad con las personas LGBTIQ+, si se considera que están dirigidos a menores de 18 años. Incluso la exhibición de banderas del arco iris en público podría ser punible. Con todas estas medidas, el Gobierno de Orbán busca supuestamente “evitar el intercambio de información que pueda ser vista como una promoción de la homosexualidad con menores de 18 años”.

«La pornografía y los contenidos que representen la sexualidad o promuevan la desviación de la identidad de género, el cambio de sexo o la homosexualidad no deben ser accesibles a menores de 18 años», dice el texto.

Protestas contra la nueva ley

TEMOR A UNA LEY QUE PROMUEVA LA CENSURA

Un sector amplio de la sociedad húngara teme que esta ley ahonde la vulneración sistemática de derechos fundamentales como la libertad de expresión que viene experimentando Hungría bajo el mandato de Orbán. Hace unos días alrededor de 10.000 personas se concentraron frente al parlamento para protestar contra una ley que interpretan como un mecanismo de censura al servicio de valores ultraconservadores. Distintas entidades, organizaciones y asociaciones han recogido más de 100.000 firmas para pedir la eliminación de esta legislación.

El capítulo húngaro de Amnistía Internacional ha comparado la nueva ley con “la infame ‘ley de propaganda’ rusa” que ha aumentado la hostilidad social y la violencia dirigida contra personas LGBTIQ+ y sus aliados. 

En el mismo sentido, la comisionada de derechos humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatović, describió la legislación como una “afrenta a los derechos y las identidades de las personas LGBTIQ+” que coarta la libertad de expresión y educación de todos los húngaros.

“Las enmiendas legislativas propuestas son contrarias a las normas internacionales y europeas de derechos humanos”, recalcó Mijatović. “Es engañoso y falso afirmar que se están introduciendo para proteger a los niños”.