Los monos tití que escuchan a escondidas las «conversaciones» entre otros de su misma especie parecen entenderlas y preferir a aquellos que han mantenido una interacción de cooperación con un tercero, según un estudio de la Universidad de Zúrich que publica hoy Science Advances.

El equipo usó a 21 titíes adultos nacidos en cautividad, a los que hicieron escuchar grabaciones de intercambios vocales entre otros monos de su misma especie, además de llamadas de animales individuales que no participaban en una interacción.

Además de los análisis de comportamiento, usaron mediciones térmicas para detectar los estados emocionales mientras escuchaban los intercambios vocales.

Un animal que experimenta un aumento de la excitación emocional mostrará un descenso de la temperatura de la superficie facial, especialmente en las regiones más expuestas, es decir, la nariz, explica la universidad.

«Pudimos utilizar esta técnica para demostrar que los titíes no percibían las interacciones vocales entre congéneres como la mera suma de los elementos individuales de la llamada, sino que lo hacen de forma holística, como una conversación», según la autora principal de la investigación, Rahel Brügger, de la Universidad de Zúrich.

El equipo midió la reacciones de los monos cuando escuchaban, desde un altavoz oculto, grabaciones de un adulto del sexo opuesto haciendo llamadas de oferta de comida o llamadas de parloteo agresivo en respuesta a crías que pedían algo, tras lo que reprodujeron cada llamada individualmente.

Como los titíes mostraron diferentes cambios sutiles de temperatura en respuesta a los encuentros holísticos frente a las llamadas individuales, el equipo concluyó que eran «capaces de distinguir un diálogo entre congéneres de un monólogo puro», dijo Brügger.

En las simulaciones, los investigadores distinguieron además entre interacciones cooperativas y competitivas.

A continuación, comprobaron si los monos preferían a los individuos cooperativos, que compartían la comida, o a los no cooperativos, para lo que abrieron las puertas de los dos compartimentos desde los que se habían reproducido las grabaciones.

En general, los titíes eran menos propensos a entrar en el compartimento desde el que habían escuchado la interacción negativa, lo que sugiere que tienden a preferir a los individuos cooperativos.

Esta preferencia se ajusta al sistema social y al comportamiento natural de estos pequeños monos brasileños, que son criadores cooperativos y dependen de la cooperación con los miembros de su grupo.

Sin embargo, los autores señalan que la expresión conductual de esta preferencia es muy específica del contexto, ya que los titíes parecen sopesar los costes sociales antes de actuar.

«Este estudio se suma a la creciente evidencia de que muchos animales no solo son observadores pasivos de las interacciones de terceros, sino que también las interpretan», según otras de las autoras del informe Judith Burkart.