Robots están reemplazando a meseros y carteros japoneses para frenar el Covid-19. Camila Rubio noviembre 13, 2020 MUNDO Si bien el mundo ya se estaba dirigiendo hacia un futuro cada vez más robotizado y automatizado, la pandemia podría precipitar esta realidad: en Japón se están realizando pruebas con robots para reemplazar a humanos en actividades de alta exposición al Covid-19. Los restaurantes se convirtieron en el campo de testeo perfecto. Algunos están remplazando a sus meseros por máquinas con un objetivo simple: evitar la propagación del virus. El Pepper Parlor es una de las muchas cafeterías sofisticadas que pueden encontrarse en el distrito de Shibuya, en Tokio. Lo que la diferencia del resto es que casi todo su personal está formado por robots. En este lugar, un grupo de humanoides (denominados Pepper por el nombre del lugar) recibe a los clientes y les mide su temperatura corporal. Además, les recuerda que deben llevar mascarilla y desinfectarse las manos. Luego, las máquinas se ocupan de tomar los pedidos. El traslado de las bebidas y alimentos también está a cargo de otro grupo de robots, bautizado en Japón con el nombre de Servi. La empresa de robótica de Softbank fue la creadora del modelo Pepper en 2015. Su intención era que fueran usados para el entretenimiento pero, a raíz de la pandemia, decidió transformarlos operadores «sin contacto». Dai Sataka, director de la compañía, afirmó a EFE que «las reacciones de los usuarios hacia los robots en Japón son positivas porque les parece que reduce el riesgo de contagio de Covid-19». Softbank espera expandirse cada vez más. En enero de 2021 sacará a la venta un nuevo robot llamado Savi, capaz de transportar bandejas con comida y bebida desde la cocina hasta donde corresponda. Podrá esquivar obstáculos móviles o fijos a su paso, y para operarlo sólo es necesario introducir el número de mesa. Las industrias de correos o compras también están siendo automatizadas en Japón. Japan Post inició pruebas con un robot diseñado para transportar correspondencia de forma autónoma. Gracias a sus cámaras y sensores, puede cruzar pasos de peatones o detenerse cuando un viandante se aproxima demasiado. El director general de operaciones de la compañía, Takashi Ueda, afirma que cada vez más personas prefieren recibir cartas y paquetes «sin tener contacto físico». Empresas como Japan Post pretenden que las autoridades niponas desarrollen una normativa vial que permita la libre y segura circulación de estas máquinas. Se cree que tendrán una expansión muy positiva, especialmente en zonas rurales donde las compañías postales actuales no cuentan con mano de obra suficiente. También hay cada vez más compañías que diseñan tecnología que actúe como dependientes de tiendas. Un ejemplo son los avatares operados a distancia, o el robot Model T empleado en tiendas de 24 horas en Tokio para reabastecer estantes. La pandemia del nuevo coronavirus puso en jaque al mercado del trabajo y millones de personas han perdido su empleo. Por otro lado, las oficinas tal como las conocíamos podrían quedar obsoletas. La necesidad de evitar conglomerados de gente provocó que muchas empresas opten por el home office. De la misma manera, muchos bares evolucionaron sus sistemas de ventas al take away y la venta online. Todavía es incierto si recuperaremos los hábitos laborales pre-pandemia. Empresas como Twitter o Microsoft, por ejemplo, decretaron home office para siempre. También se habla poner fin a los horarios fijos y avanzar hacia modelos de trabajo más flexibles. En un informe del banco BBVA se señala que se profundizará en el crowdsourcing. Es una tendencia que utiliza la tecnología para asignar tareas a trabajadores que se encuentran en cualquier lugar del mundo. La idea de estar en la misma ciudad que una empresa para trabajar en ella podría quedar atrás para siempre. ¿Te sentirías cómodo si todos los restaurantes fueran operados por robots? ¿Te gustaría ser atendido por un dependiente-humanoide? ¿Crees que la pandemia justifica la automatización de más puestos de trabajo? ¿Crees que los robots podrían ser una amenaza para el futuro laboral de muchas personas o puede haber un balance?