La mañana de este domingo 13 de diciembre, el periodista Javier Ignacio Mayorca, de la fuente de sucesos, informó que a la morgue del hospital de Carúpano habían sido enviado 11 cadáveres, todos parcialmente descompuestos.

Cuatro de los fallecidos eran mujeres, cuatro más eran hombres. También había tres infantes, dos niños y una niña. Se presume que todos iban en el mismo bote  (Mi recuerdo) que iba a Trinidad y Tobago, y que, habría deportado a territorio venezolano las autoridades de la isla.

Mayorca informó que la búsqueda de esa embarcación que había partido desde Güiria hacia tierras trinitenses está a cargo del teniente navío Humberto Millán, quien informó que habían llegado a muelle este sábado 12 de diciembre, cerca de las 6.00 de la tarde.

El domingo 6 de diciembre, 11 venezolanos más, entre los que están siete adultos y cuatro niños, salieron desde Güiria, estado Sucre, hacia Trinidad y Tobago, pero nunca se supo si llegaron a la isla. Sus familiares presumían que estaban detenidos por las autoridades trinitarias, pero estas se negaban a darles información. Sin embargo, la noche de este sábado, el testimonio del detective Pedro Coraspe, quien está a cargo del caso en Güiria, cambió el rumbo de la historia. 

Según el periodista Francisco Marín, ese detective informó que inicialmente habían hallado los cadáveres de un hombre y un niño, a 6.3 millas náuticas de la capital costera sucrense. No obstante, a lo largo de la noche, aproximadamente para las 9.25 de la noche, ya habían encontraron otros ocho cuerpos, entre ellos el de otro infante.

De acuerdo con la versión de este periodista, y según la última actualización que dio a través de su cuenta de Twitter, esa cifra de muertos rondaba los 10. Sin embargo, una hora después, la presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada, Rocío San Miguel, informó que la guardia costera venezolana había encontrado un total de 19 connacionales ahogados. También en las mismas coordenadas en donde habían encontrado a los otros, y a los cuales también se les vincula con la desaparición del bote «Mi recuerdo».

Por su parte, David Smolansky, comisionado para la crisis de migrados y refugiados venezolanos ante la OEA, designado por Juan Guaidó, señaló que a su oficina habían llegado fotos de los ahogados, pero que no las mostraría por respeto a los familiares de las víctimas. En tal sentido, criticó que el canciller venezolano Jorge Arreaza y las autoridades trinitarias, la ministra de Relaciones Exteriores Amery Brown, y el ministro de Seguridad Nacional Stuart Young, se hubiesen reunido el 4 de diciembre para llegar a acuerdos sobre movilidad y seguridad de los ciudadanos de ambos países, pues a tan solo ocho días de haber tenido ese encuentro, los naufragios siguen en aumento.

Según explicaron parientes de los desaparecidos, en esa balsa, que zarpó desde aguas venezolanas hacia San Fernando, territorio trinitario, no solamente iba una familia completa -las once personas mencionadas principalmente-, sino también otros venezolanos quienes sumados con los tripulantes de la embarcación alcanzaba las 20  personas.

La familia de los migrantes venezolanos fueron hasta el Helipuerto de Chaguaramas, en Trinidad y Tobago, y también a la estación policial de Los Cedros, una zona de la isla vecina, pero al preguntar por el paradero de sus familiares, no obtuvieron información alguna, puesto que los funcionarios trinitarios quieren evitar que se genere otro «escándalo», pues también en este caso están involucrados menores de edad.

La periodista Yohana Marra publicó en un tweet el nombre de todos los desaparecidos y recordó que el 22 de noviembre, 16 infantes y adolescentes venezolanos habían sido deportados de Trinidad y Tobago hacia Venezuela, y posteriormente retornados a la isla, con una medida judicial de habeas corpus que avalaba su permanencia en ese país.

Esos niños, junto al grupo de adultos que los acompañaban, permanecieron dos días desaparecidos, nadie sabía de su paradero, ni si habían logrado llegar a Venezuela, hasta que finalmente desde Fe y Alegría Radio confirmaron que estaban a salvo en la barra de Mairusa, en el estado Delta Amacuro.

Esa deportación se ordenó en medio de una alerta de tormenta, y además en un peñero no apto para el viaje.