El lado oscuro de la foto donde se ven ‘ríos de oro’ en Perú (y por qué debería preocuparnos) Camila Rubio febrero 13, 2021 MUNDO La fotografía difundida por la NASA a inicios de enero en la cual se ven numerosos pozos de prospección de oro en el Amazonas peruano, descriptos por muchos como ‘ríos dorados’, revela una cruda realidad: la deforestación a mansalva por la minería no registrada. Esta increíble imagen, tomada por un astronauta de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), enciende una nueva alerta para que el Gobierno peruano revise sus políticas de control sobre las actividades extractivas que destruyen al medio ambiente. «Cada pozo está rodeado por áreas sin vegetación con escombros fangosos. Estas extensiones deforestadas siguen el curso de ríos antiguos que depositaron sedimentos, incluido el oro», dice la agencia estadounidense. La captura se tomó sobre el departamento de Madre de Dios, donde la minería es la principal causa de deforestación, según la revista científica Nature. De hecho, esa jurisdicción es uno de los sitios más importantes para la «actividad independiente», o ilegal. Campamento de extracción de oro ilegal en Madre de Dios, Perú, el 17 de mayo de 2019. Aquel territorio se describe por su selva característica, plagada de animales diversos, como guacamayos, monos y jaguares. Allí, algunos sitios están protegidos por haber sido declarados como reservas naturales, pero otros están expuestos, mientras el precio del oro incentiva las extracciones. La situación es tan dramática, que la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) publicó un manual con recomendaciones para que los propietarios de tierras privadas destinadas a la conservación puedan prevenir y evitar la deforestación. Los números del desastre La organización Global Forest Watch, dedicada al monitoreo forestal, advierte que en esa región amazónica de Perú se registró la pérdida de 188.000 hectáreas de bosque primario húmedo entre 2002 y 2019, lo que representa una disminución del 2,3 %. En cuanto a la cobertura arbórea —ramas y hojas que cubren el suelo cuando se ve desde arriba— entre 2001 y 2019 Madre de Dios tuvo una reducción de 248.000 hectáreas, equivalente a un 3 %. Es decir, un tamaño comparable con la ciudad de Lima. A nivel nacional, la tendencia es dramática: desde el 2002 hasta el 2019, se perdieron 1,9 millones de hectáreas. De ese total, el 24 % se dio en zonas donde predomina la deforestación. Otro informe del Monitoreo del Proyecto Amazonas Andino (MAAP, por sus siglas en inglés) sostiene que, solo en Perú, aquella importante zona selvática perdió 134.600 hectáreas a manos del hombre en 2019. La amenaza a los ríos e indígenas de todo el Amazonas El 2020 fue un año donde los aumentos del precio del oro y la demanda de otros minerales colaboró en expandir estas ‘zonas de sacrificio’, con severos impactos ambientales y grandes perjuicios para las comunidades indígenas. World Resources Institute (WRI) hizo un análisis geoespacial de todo el Amazonas, conocido como ‘el pulmón del planeta’, cuya región es compartida por varios países. De esta forma, en octubre del año pasado estimó cómo afecta la minería a gran escala y la ilegal en los territorios donde habitan los pueblos originarios: «Cubre más del 20% de las tierras indígenas, poniendo en peligro a cientos de comunidades y ecosistemas críticos en 450.000 kilómetros cuadrados», se lee. Este multimillonario negocio extractivo, donde las poblaciones locales solo ven migajas, «está contaminando al menos 30 ríos amazónicos» de diversas naciones, añade el documento. La investigación alerta que, desde el 2000 al 2015, los territorios aborígenes invadidos por la minería tuvieron mayor pérdida de cobertura arbórea que aquellos lugares sin la actividad extractiva. «En Bolivia, Ecuador y Perú, por ejemplo, la pérdida de bosques fue al menos tres veces mayor en los territorios indígenas con operaciones mineras, tanto legales como ilegales, que en los que no; y de una a dos veces mayor en Colombia y Venezuela», advirtieron. Al respecto, los especialistas legales del equipo opinaron que, aunque haya normativas para proteger a los pueblos originarios, «las leyes nacionales a menudo favorecen a las empresas sobre las comunidades». Y, para concluir, el reporte pide a los países amazónicos «fortalecer los derechos sobre la tierra y los recursos naturales de los pueblos indígenas».