El Gobierno francés aprobó este miércoles un controvertido proyecto de ley que busca reforzar el laicismo y otros principios fundamentales del país y combatir el islamismo radical sin estigmatizar a los musulmanes.

Su adopción en Consejo de Ministros coincide con el 115 aniversario de la ley de 1905 que sentó la base de la separación entre la Iglesia y el Estado. Entre el total de medio centenar de artículos hay disposiciones sobre los servicios públicos, la educación o los discursos de odio en internet.

«No es un texto contra las religiones ni contra la religión musulmana en particular. Es una ley de emancipación frente al fanatismo religioso», dijo el primer ministro, Jean Castex, en su presentación en una conferencia de prensa.

El llamado proyecto de ley para reafirmar el respeto de los principios republicanos dota al Estado de nuevas herramientas contra la voluntad de ciertos extremismos de hacer prevalecer las reglas religiosas sobre la normativa común.

En su combate contra «derivas inaceptables», según Castex, impone la neutralidad religiosa a los trabajadores de los servicios públicos, refuerza la disolución de asociaciones cuando caigan en el comunitarismo o penaliza a quienes pongan en peligro la vida de alguien mediante la difusión pública de información personal.

Prohíbe, además, la expedición de certificados de virginidad, refuerza la lucha contra los matrimonios forzados, que pese a estar prohibidos en Francia afectan, según ciertas ONG, a unas 200.000 mujeres actualmente, y promete retirar el permiso de residencia a los polígamos.

«Proteger los valores del Estado es proteger la libertad. Hay que transformar la palabra en actos», subrayó el titular de Justicia, Éric Dupont-Moretti, sobre un texto que llega en un momento de fuerte tensión social, tanto por atentados recientes como por el rechazo a otra ley en trámite centrada en la seguridad global.