La última vez que los Astros volvieron a Houston para disputar un Juego 6 de la Serie Mundial fue hace apenas dos años, cuando al fin y al cabo los Nacionales del dominicano Juan José Soto, Anthony Rendón, Stephen Strasburg y Max Scherzer ayudaron a Washington a llevarse los últimos dos choques en el Minute Maid Park para coronarse campeones.

Pese a aquella derrota, los Siderales aún se veían sólidos de cara al futuro inmediato. Pero nadie hubiese podido pronosticar las adversidades que se aproximaban para el equipo texano.

El mayor golpe, por supuesto, fue la noticia del escándalo del robo de señas de la edición campeona de Houston del 2017, cuya investigación de parte de MLB resultó en el despido de su manager A.J. Hinch y del arquitecto de aquellos Astros, el gerente general Jeff Luhnow. Eso, por sí solo, fue algo que pudo haber descarrillado a cualquier equipo, por más talento que tuviera, debido a la mala fama ganada y el trato de parte del resto de los equipos y fanáticos en Grandes Ligas.

Pero eso no fue todo:

–Se fue vía la agencia libre el derecho Gerrit Cole en ese mismo invierno del 2019-20.

–Desde el inicio del 2020, Houston esencialmente no ha contado ni con Justin Verlander (una sola presentación que fue el año pasado) ni con el mexicano Roberto Osuna (cuatro juegos la campaña pasada), por lesiones y otros temas.

–En la pasada temporada muerta, se fue vía la agencia libre el toletero George Springer, uno de los pilares del núcleo que le brindó tantos éxitos a Houston entre el 2015 y el 2020.

En medio de todo eso, los Astros llegaron a ley de una victoria de la Serie Mundial el año pasado y en el 2021, alcanzaron su quinta Serie de Campeonato de la Liga Americana en forma consecutiva y su tercer Clásico Otoño en los últimos cinco años.

En otras palabras, han podido seguir el ritmo, a pesar de todo.

“Este equipo es de mente fuerte, voluntad fuerte”, dijo el dirigente actual de los Astros, Dusty Baker, quien llegó al timón del club tras la ida de Hinch. “(Ha lidiado) con adversidad, los abucheos, la tanta energía negativa dirigida a nosotros durante todo el año”.

En esta misma postemporada, han llegado más obstáculos.

En la primera ronda ante los Medias Blancas, Houston perdió por lesiones a su as de facto, Lance McCullers Jr., y al jardinero Jake Meyers —ni hablar de las limitaciones del veterano Zack Greinke tras su lesión en la nuca en septiembre. Los Siderales fueron dados por muertos en la SCLA vs. los Medias Rojas cuando su pitcheo abridor se veía bien tambaleante y cayeron abajo 2-1 en la serie. No obstante, ganaron tres al hilo y eliminaron a los Patirrojos.

Y en esta Serie Mundial, no sólo estuvieron contra la pared con desventaja en las hostilidades 3-1 frente a los Bravos, sino también se encontraron abajo en la pizarra 4-0 el domingo en el Juego 5 tras una sola entrada, sólo para dominar a Atlanta en el marcador 9-1 el resto del camino–con un público hostil y listo para celebrar la corona de su equipo—y obligar el sexto choque de este martes en Houston.

“Siento que eso es lo que hacemos”, dijo el torpedero de los Astros, el puertorriqueño Carlos Correa. “Durante todo el año, obviamente, hay altibajos. Pero hablamos de tener confianza y hacer lo que sea necesario para seguir con vida y eventualmente ganar la serie”.

Eso es lo que han hecho, en la mayoría de los casos, los Astros de Correa, el venezolano José Altuve, el cubano Yuli Gurriel y Alex Bregman desde el 2017. Claro está que con la inminente agencia libre de Correa para este invierno, nadie sabe si continuará esa vibra en los predios de Houston. Pero de ganar el martes y un eventual Juego 7 el miércoles, ése será el legado del grupo. Lo que ocurra en el terreno esta semana lo determinará, en gran parte.