Occidente ha redoblado la guerra financiera contra Putin. Pero analistas consideran improbable que esta escalada de sanciones, que ya ha supuesto un desplome de la divisa rusa, tenga éxito para frenar la ofensiva militar en Ucrania, al menos en el corto plazo.

“A juzgar por las experiencias de sanciones a Irak antes de la invasión de 2003, de Irán o de Venezuela, es poco probable que haya un cambio de rumbo por parte de Rusia respecto a Ucrania”, señala Stergios Skaperdas, profesor de Economía y Director del Centro de Estudios sobre la Paz Global y los Conflictos de la Universidad de California en Irvine.

Además, dado que Rusia es un país mucho más grande que Irán, Irak o Venezuela y es altamente autosuficiente en cuanto a alimentos, energía y otros elementos esenciales, “es aún menos probable que cambie de rumbo como resultado de las sanciones”, añade.

De opinión similar es Tenpao Lee, profesor emérito de economía de la Universidad de Niágara y experto en el impacto de la globalización de la economía que dice que históricamente, las sanciones económicas nunca han supuesto una solución óptima para resolver los problemas. Por ejemplo, Corea del Norte, Irán e Irak “han sufrido con sanciones económicas durante muchos años y nada ha cambiado en su naturaleza”.

Rusia es un país con su propia cultura, historia y orgullo, recuerda Lee. Por eso no cabe hablar de una solución sencilla para aliviar la tensión entre Rusia y Ucrania. «Como Rusia es una superpotencia en armas nucleares, Estados Unidos y el resto del mundo deben tener sabiduría y paciencia para contener la invasión y avanzar pacíficamente”.

El factor emocional en la escalada contra Ucrania

La decisión de iniciar una guerra de agresión, como hizo Putin, » no es una decisión racional», recuerda Gerard Filitti, experto en legislación internacional y especialista en los efectos de las sanciones. Putin no tiene razones estratégicas de peso para usar las armas nucleares, pero otra cosa son su personalidad y sus emociones. «Aunque el alcance de las sanciones que se están imponiendo a Rusia debería hacer retroceder a un actor razonable de su agresión, solo puede envalentonar a Putin”

Sin embargo, las personas más afectadas por el efecto de las sanciones -los ciudadanos de a pie- bien podrían decidir que ya es suficiente y derrocar el régimen «corrupto» que los llevó al borde de la ruina, cree Filitti. “En esto, la gente común bien podría contar con el apoyo de los oligarcas que están interesados en un retorno a la cordura y la normalidad”.

El impacto en los ciudadanos de a pie

Los expertos también están de acuerdo en que el impacto en la economía rusa posiblemente será más agudo a medio plazo. Y quienes más sufrirán, una vez más, será la población general. Ya estamos viendo las largas colas de personas que buscan sacar dinero en los bancos y cajeros de Moscú, y el impacto de la inflación en el poder adquisitivo de los ciudadanos se irá revelando en las próximas semanas. El acceso a las nuevas hipotecas será mucho más difícil y a productos de primera necesidad como los farmacéuticos, cuyo precio se encarecerá.

Aunque las sanciones impuestas al Banco Central de Rusia, a algunos bancos comerciales y a otras instituciones han empezado a afectar a los sistemas de pago, Skaperdas apunta a que puede pasar tiempo hasta que se hagan sentir los efectos. Los pagos pueden hacerse en efectivo, con cheques, con tarjetas bancarias locales o con transferencias interbancarias, y esto puede retrasar las consecuencias de las sanciones.

Dado que Rusia tiene experiencia en adaptarse a las sanciones (que ya sufrió a partir de 2014, tras la invasión de Crimea), y que ya se ha hecho cierta planificación en el desarrollo de un sistema de pagos alternativo al SWIFT (el sistema de pagos clave para gestionar las transacciones financieras), la economía rusa se ajustará a largo plazo a tener menos importaciones, señala Skaperdas. Estas importaciones procederán principalmente de Asia y habrá más producción interna para sustituir su reducción.