“Hace unas semanas me hackearon el Facebook y el correo personal. Se hicieron pasar por mí diciendo que yo compraba y vendía dólares. Afortunadamente nadie cayó”, comenta Adriana Ramírez*. Cuando recibió varias llamadas de amigos y familiares, quienes le preguntaban si efectivamente ella estaba vendiendo dólares a través de la mensajería de Facebook, se dio cuenta de que algo andaba mal. 

Rápidamente intentó ingresar a su cuenta en la red social y descubrió que alguien la había hackeado y, además, estaba usurpando su identidad digital. Intentó cambiar las claves, pero la otra persona impidió que ella recuperara el acceso.

La situación se prolongó por tres días. Durante ese tiempo realizó la denuncia correspondiente ante la División de Delitos Informáticos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y se dio cuenta de que aproximadamente 40 personas fueron víctimas de un intento de estafa bajo esa modalidad. «A todos los que estaban conectados en Facebook el estafador les escribió haciéndose pasar por mí. Mis amigos y familiares se comunicaron conmigo para saber si era yo la que escribía», dijo la joven afectada.

La persona que suplantó la identidad de Ramírez suministró datos bancarios y un número de celular para que realizaran el pago por la venta ficticia de dólares. 

Ella recolectó todas las evidencias posibles para llevarlas ante el Cicpc. Le tomaron la denuncia y le explicaron la manera en la que podía salir de esa situación. Mientras estuvo en las oficinas de la división del Cicpc, siete personas más se encontraban en ese lugar para denunciar fraudes o suplantación de identidad.

Estas formas de fraude comenzaron a hacerse frecuentes en 2018, año en el que el mercado de venta divisas estaba restringido por la Ley de Ilícitos Cambiarios y efectuar operaciones de este tipo era algo “clandestino”. No se podía denunciar el fraude en la compra de unos dólares porque era una transacción ilegal. Entonces, no podías reconocer ante la policía que te quitaron un dinero en la comisión de un delito.

Esta Ley fue desaplicada el 2 de agosto del 2018, lo que permite las transacciones comerciales con divisas en el territorio nacional. Esa opción había estado suspendida desde 2003 por el férreo control cambiario.

Desde que se derogó ese reglamento, las estafas con ventas ficticias de dólares se hicieron más frecuentes. Este tipo de delitos se realiza generalmente a través de Whatsapp y la mensajería de Facebook.

Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), advirtió el 9 de julio, mediante su cuenta de Instagram, sobre una modalidad de estafa en la que bandas delictivas se hacen pasar por conocidos y así ofrecer venta de dólares a sus posibles víctimas. 

“Hola, soy María y cambié de número”, con este mensaje (aunque el nombre puede variar a José, Luis o Juan), los victimarios buscan estafar a algún incauto que piense que, en efecto, se trata de un familiar.

Rico explicó que esta modalidad de estafa se ha extendido por varios estados del país, por lo que menciona que si una persona recibe un mensaje similar de un supuesto conocido que afirma haber cambiado de número de teléfono y está vendiendo dólares, debe denunciar inmediatamente ante el Cicpc, ya que se puede tratar de una posible estafa.

En ese sentido, se destaca la importancia de denunciar estos fraudes y suplantación de identidad, así la víctima tenga la percepción de que los cuerpos de seguridad no harán nada al respecto.  

La denuncia es la única constancia que te permite posteriormente reclamar si no se ha hecho nada. La denuncia activa los procesos por parte de los cuerpos de investigación, en este caso el Cicpc. De hecho, para los policías si no hay denuncia es como si el delito no existiera.

El victimario ofrece a los incautos una cantidad de dólares a una tasa que resulta atractiva, puesto que es menor que el valor de referencia del Banco Central de Venezuela (BCV) o las referencias paralelas. 

Los estafadores suelen suministrar datos bancarios distintos a la identidad de la persona por la que se están haciendo pasar. Ese ya es un dato que funciona para alertar sobre la comisión de un posible delito. Además, esta gente ofrece cuentas que no pertenecen al victimario, se buscan un cómplice o algún asociado para que reciba el dinero. Así no aparece en las operaciones.

En caso de que una persona reciba una oferta de este tipo a través de Whatsapp o Facebook, se recomienda llamar directamente a la persona que pretende realizar la venta para así verificar su confiabilidad. 

Cuando la eventual víctima llama y le pregunta directamente a la persona si está vendiendo, si se ha producido una suplantación la persona va a decir que no está vendiendo nada. Recomienda también evitar mantener comunicación virtual con el victimario.

Desde que inició este tipo de fraude en Venezuela funcionarios policiales explicaron que se trataba de un delito que cometen personas desde las cárceles venezolanas. Sin embargo es un delito extendido en todo el país, por lo que pueden estar involucrados distintos grupos de personas, no solamente los privados de libertad. 

Hay de todo. Hay gente que se pone creativa y descubre que esto le puede generar algún beneficio. Eso de que solo ocurre desde las prisiones no es así porque esto está demasiado extendido. 

Asegura que si bien esta es la forma de estafa más frecuente en la actualidad, no es algo nuevo, puesto que ya tiene varios años aplicándose en el país.

Se destaca que Whatsapp es el sistema de mensajería más utilizado por los estafadores debido a que es el que más usuarios tiene. Los estafadores saben que tienen un mercado potencial de víctimas con Whatsapp mucho mayor.

Existe un método para evitar que las cuentas de redes sociales sean clonadas por estafadores, se trata de la verificación en dos pasos. Es un método que inició para ofrecer seguridad a cuentas de Google y que se extendió rápidamente a cuentas de compras por internet, redes sociales y mensajerías. 

La verificación en dos pasos es una medida de seguridad con la que se dificulta que alguien sin autorización acceda a la cuenta personal de un servicio o plataforma que cuente con esta función.

Con esta verificación además de utilizar la contraseña será necesario facilitar otro código único para concluir el acces,o el cual puede ser enviado al teléfono móvil del usuario por medio de un SMS o a través de aplicaciones para smartphones, llamadas telefónicas o una llave de seguridad.

A la gente le fastidia un poco este método, pero esa barrera es un añadido de seguridad importantísimo para evitar males mayores. Es una herramienta que generalmente es gratuita y es muy eficaz.

La inseguridad en Venezuela puede verse incluso en redes sociales. El riesgo de ser víctimas de fraudes digitales en un riesgo al que cualquiera se enfrenta.

* El apellido de Adriana se modificó para resguardar su identidad.