El ultraderechista Javier Milei ascenderá al poder este domingo 10 de diciembre en una ceremonia que dará por concluida la petición de más de 14,5 millones de argentinos que votaron por él en las elecciones presidenciales.

El líder de “La libertad avanza” inicia su mandato con la promesa de sacar al país del bucle de crisis económicas en el que se encuentra y con la libertad como bandera, una máxima que, desde su programa político, se traduce en una postura económica ultraliberal que exige reducir el Estado y el gasto social al mínimo para abrir paso al libre mercado.

Junto con Victoria Villarruel, vicepresidenta electa, Milei recibirá la banda y el bastón presidencial para inaugurar un cuatrienio en el que ha anticipado sacrificio para reactivar la economía y una serie de reformas de fondo para privatizar empresas públicas, dejando en manos del mercado áreas como la petrolera YPF y la prensa pública.

A las 11:00 a.m., hora Argentina, llegará el presidente electo al Congreso. La vicepresidenta, Cristina Kirchner, será la encargada de tomarle juramento a Victoria Villarruel, quien quedará al frente de la Asamblea Legislativa para hacerle jurar el cargo al nuevo jefe del Ejecutivo.

Al término de su discurso, Milei se dirigirá hacia la Casa Rosada, donde se encontrará con las delegaciones extranjeras invitadas, entre ellas Gabriel Boric, Santiago Peña y Luis Lacalle Pou, mandatarios de Chile, Paraguay y Uruguay, respectivamente; además de Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, y el rey de España, Felipe IV. También estarán presentes un grupo de políticos con el que comparte posturas ideológicas, como el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el presidente nacional del partido español VOX, Santiago Abascal.

El derechista asumirá el cargo el mismo día que se conmemoran 40 años de restauración de la democracia. El 10 de diciembre de 1983, Raúl Alfonsín asumió el cargo tras ser elegido a través del voto popular después de siete años de dictadura. Dos años después, Alfonsín ordenó el inicio de los juicios a los miembros de las Juntas militares por los crímenes de lesa humanidad, un proceso visto con escepticismo desde la perspectiva del gobierno entrante, que propone, entre otras cosas, convertir el Museo de la Memoria de la Esma en una escuela.